TINERFE FUMERO | Santa Cruz de Tenerife
La policía científica volvió ayer a la casa donde hallaron a los niños. / JAVIER GANIVET
A la espera de que la investigación avance con los pasos firmes que supondrán conocer el resultado final de la autopsia y la toma de declaración formal de los sospechosos, los investigadores policiales estudian si el intento de suicidio del padre del más pequeño de los niños hallados muertos el pasado martes en una casa de Vistabella es un indicio de su posible participación en tan espantoso suceso, ya sea como presunto autor material junto a la madre, ya como supuesto inductor (lo buscase o no), ya como cómplice o encubridor.
Sea como fuere, en lo único que coinciden todas las fuentes consultadas ayer por este periódico en relación con este suceso, es que todas las hipótesis siguen abiertas dado lo incipiente del trabajo policial.
Sedados y custodiados
Aunque sobre el caso se ha tendido la opaca sombra del secreto sumarial decretado desde el juzgado de Instrucción, ayer trascendió gracias a fuentes hospitalarias que la pareja, que fue hallada en el lugar de los hechos (el número 4 de la calle 1ª Armenia) con heridas de distinta consideración, se encuentra fuertemente sedada y custodiada.
En concreto, tanto la madre, S.P.B., de 40 años, como el padre del niño y padrastro de la niña, continúan ingresados. Ella en el módulo de custodia, tras ser curada de las heridas autoinfligidas (cortes en muñecas y tórax) y en espera de un examen psiquiátrico, y él, identificado como J.P.D., de 54 años, ingresado con heridas graves a consecuencia del intento de suicidio.
Fuentes cercanas a la investigación apuntaron en la tarde de ayer que, en principio, no estaba previsto tomarles declaración a la espera del visto bueno de los doctores que vigilan bien de cerca la evolución de su estado de salud.
Autopsia compleja
Aunque en horas de mañana se especuló con que la madre habría drogado a los niños antes de asfixiarlos con una almohada o con una bolsa de plástico, lo cierto es que no hay resultado definitivo de la autopsia, que presenta cierto grado de complejidad debido a que los cadáveres de los pequeños, la mayor de 11 años y él de tan solo 5, fueron hallados el pasado martes ya en muy mal estado.
Es tal el grado de descomposición de los cadáveres que, si bien en principio se habló de que habrían sido asesinados unas 36 horas antes del hallazgo, el dramático suceso pudo haber ocurrido el pasado sábado.
Como recordarán los lectores, los primeros indicios apuntan a que durante todo ese tiempo la madre pudo velar los cuerpos sin vida de sus hijos, a los que colocó sobre sus camas. Si bien hay testimonios de familiares que confirman la presencia de ella en la vivienda durante ese tiempo, ayer se trabajaba en averiguar si él también estaba o no.
Antecedentes y disputa
Lo que sí se ha confirmado es que la madre estuvo bajo tratamiento psiquiátrico en La Candelaria allá por 2004 debido a un brote psicótico.
Durante los seis o siete meses en que estuvo ingresada, fueron los abuelos maternos los que se encargaron de la niña (el pequeño aún no había nacido).
Desde entonces, la relación entre la mujer y el padre de la niña cayó en un desencuentro al punto que, durante años, han estado cruzándose denuncias aunque la mayoría relacionadas con incumplimientos del régimen de visitas.
A este respecto cabe apuntar que la abuela paterna de la niña aseguró ayer a este periódico que tal ingreso se debió a que la madre atentó contra la vida de la pequeña al intentar quitarse la vida junto a ella abriendo el gas. Sin embargo, ayer fue imposible confirmar oficialmente tal dato.
Autoinculpación
De lo poco que ha trascendido sobre el caso es que la madre, a la que se le había diagnosticado una depresión que trataba con ansiolíticos, se habría autoinculpado de la muerte de los pequeños ante los primeros policías locales que llegaron a la casa, así como que habría justificado tal actuación en un delirante convencimiento de que era lo mejor para los niños.
Cuestionado al respecto, el propio subdelegado del Gobierno, José Antonio Batista, recordó que tal autoinculpación -“en caso de haberse producido”, apostilló-, carece de validez alguna, a la espera de que preste declaración con las garantías debidas, a la par que pidió prudencia a la hora de tratar informativamente el suceso en los medios de comunicación. Dada la gravedad de los hechos, este suceso ha conmovido a la sociedad canaria en general y a la santacrucera en particular. Tanto el presidente autonómico, Paulino Rivero, como el alcalde capitalino, José Manuel Bermúdez, se han hecho eco de esta consternación generalizada y han tenido palabras de condolencia para los familiares de los pequeños.
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Normalidad total en la vida escolar
Uno de los métodos más resolutivos para saber si unos menores de edad están bien atendidos o no es recabar la impresión de los responsables del centro escolar al que acuden. Aunque ayer la Dirección del CEIP Ofra-Vistabella rechazó realizar cualquier valoración ante los medios de comunicación, la normalidad era la nota dominante de la vida escolar de los dos pequeños fallecidos, según ha podido averiguar este periódico. Tanto desde la perspectiva del aseo personal como del comportamiento, el nivel no solo era el correcto sino que, sencillamente, eran niños felices y normales. Por lo que respecta a la madre, tampoco permitió atisbar inestabilidad mental alguna, al punto que participaba en la actividad educativa como cualquier madre. Reseñar que la Consejería de Educación ha puesto a disposición del centro al Equipo de Zona de Orientación Educativa y Psicopedagógica para que preste asistencia psicológica a su alumnado y profesorado en caso de que así se estimase necesario.
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