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La isla de Tenerife: ¿hacia el infarto eléctrico?

Imagen de la central de producción de energía eléctrica de Granadilla, en el Sur de Tenerife. / DA

E. B. | Santa Cruz de Tenerife

Imaginemos un cuerpo humano. Un corazón que bombea sangre y un sistema circulatorio que la distribuye allí donde más se necesita. Si comemos, necesitamos más sangre en la zona de los órganos que intervienen en la función digestiva. Si hacemos ejercicio, bombeamos más hacia los músculos y los pulmones que sometemos a un esfuerzo.

Si pensamos en el sistema eléctrico de la Isla, simplificando mucho, las cosas funcionan de forma similar. La energía se produce en los centros de producción, los corazones que la bombean por un sistema de redes de distribución hacia todos los rincones el cuerpo insular. Pero hay algunos problemas. El sistema de arterias y capilares de la Isla no está preparado para una distribución segura y eficiente de la energía; tiene cuellos de botella, aneurismas que amenazan con colapsarse y provocar un infarto eléctrico. Y aunque en la actualidad la Isla está en reposo y demanda menos sangre, un previsible aumento de la actividad económica y de la demanda eléctrica llevaría a las fronteras de la asfixia porque los centros de producción no van a poder mantener el ritmo de la demanda.

Este es, de una forma muy reducida, el preocupante escenario del sistema de producción y abastecimiento eléctrico que conduce de cabeza, si no lo remediamos, a un shock. El primer problema es que quienes producen la energía y quienes la transportan son agentes distintos. Este modelo, que en principio no es ni bueno ni malo, sino todo lo contrario, se complica en Canarias por el particular modo de ser y de estar.

En las Islas, como en el territorio continental, existen redes de transporte y de distribución. Unas son como las grandes arterias que transportan la energía eléctrica por el torrente sanguíneo de la Isla, las redes troncales, y las otras, las de distribución, son la red de capilares que distribuyen luego la energía por las diferentes zonas a cubrir. Las primeras, las de transporte, son redes de 220 kilovoltios, que vendrían a suponer, a efectos de suministro de energía eléctrica, unos 200 megavatios. Las otras, las de distribución, son una especie de red minorista, que lleva la energía eléctrica a razón de unos 66 kilovoltios, lo que significa transportar unos 60 megavatios. En Canarias las redes de distribución, que eran mayoritarias, se incluyeron dentro de las normativas como redes de transporte, a efectos de acogerse a las subvenciones previstas por el Ministerio de Industria para el tendido de las grandes redes de transporte. ¿Consecuencia? Que cuando el Gobierno decidió la creación de Red Eléctrica Española (REE) para hacerse cargo de las redes de transporte, en Canarias se quedaron también con las de distribución, lo que ha complicado, y mucho, la vida y la gestión de Endesa.

¿Cuáles son los corazones de la producción eléctrica en Tenerife? Básicamente dos: la central de Las Caletillas, que produce el 25% de la energía que se consume, y Granadilla, que viene a producir el grueso, el 75% restante.

Las Caletillas tiene en la actualidad cerrados los grupos 3 y 4, con capacidad para 40 megavatios cada uno. Se les acabó la vida útil y han sido jubilados. Quedan dos turbinas de gas (que funcionan con gasoil) de arranque rápido, de 37 y 18 megavatios cada una, tres grupos diesel (motores, para entendernos) de 10, 10 y 7 megavatios y dos grupos de vapor de 50 megavatios cada uno. En total, una capacidad de producción teórica de 200 megavatios. La palabra teórica está en este caso muy bien empleada porque es difícil que todos los grupos de producción estén funcionando al mismo tiempo. Siempre hay averías, revisiones, cambios de piezas o incidencias varias que hacen casi imposible alcanzar el techo de producción teórico. Y ello sin considerar otros factores que Endesa no niega, como, por ejemplo, que algunos de estos, por obsoletos, son muy, muy contaminantes.

Granadilla tiene una capacidad de producción teórica de 720 megavatios. Tiene instalados dos grupos de ciclo combinado (que funcionan con fuel y pueden hacerlo con gas; eso dicen) de 210 y 240 megavatios.

Cuentan con otros dos grupos de vapor (que funciona con fuel) de unos 280 megavatios, dos diesel de 24 y dos turbinas de gas de 37 y 42 megavatios.

A esto hay que sumarle los motores instalados en Arona, con capacidad para producir 50 megavatios, y en Guía de Isora, dos grupos de 24 megavatios cada uno.

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Muchas incidencias

¿Cuál es el consumo de la isla? Pues el consumo punta de Tenerife, es decir, el momento en el que más demanda energía, es de 600 megavatios. Cualquiera pensaría que la capacidad de producción disponible, sumando todos los centros de producción, es más que suficiente para cubrir esa demanda, pero no es así. Primero, porque las energías renovables no funcionan a demanda y toda su potencia apenas cubre el 10% de las necesidades de consumo. Segundo, porque los centros de generación de energía atraviesan por diferentes vicisitudes que merman su capacidad teórica de producción. Y tercero y quizás el más importante, porque las redes son manifiestamente mejorables y pueden dar, a medio plazo, algún grave disgusto. El mapa de redes de transporte y distribución de REE en Tenerife muestra cómo existe una potente red de transporte entre Granadilla y Las Caletillas y desde la central de Granadilla hacia el Sur.

Tras el paso del temporal Delta y sus devastadores efectos en la vieja red de torres -aún se recuerdan los hierros oxidados-, sobre las cicatrices de la antigua red se ha restituido un nuevo sistema de transporte hacia Santa Cruz. Las líneas de transporte eficientes funcionan con un principio de redundancia, un margen de seguridad, lo que los técnicos llaman ele menos uno (L-1); o lo que es lo mismo, que la suma de la energía eléctrica que se transporta por las dos líneas pueda llevarse en un momento dado por sólo una de las autopistas. Eso garantiza que en caso de una caída de una de las líneas la otra pueda absorber temporalmente el flujo de transporte eléctrico. Pues bien, eso no se da en muchos tramos de los sistemas de doble línea de Tenerife, que llevan colmatados, en algunos casos, hasta el 80% de su capacidad de transporte. Primer fallo grave, y no es el único que se aprecia.

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