El patrimonio más hermoso es tener un nombre respetado ya que cada uno suele ser hijo de su nombre más que de sus obras, según decÃa Unamuno. Pues bien, las personas elegidas por el previsible Mariano Rajoy como lÃder del Partido Popular para presidir el Congreso de los Diputados y el Senado son gente respetada y respetable, lo mismo que las designadas para integrar ese comité de expertos que, a modo de órgano colegiado, Paulino Rivero ha puesto en marcha para que siente las bases de la reforma de las administraciones públicas canarias, en sus niveles regional, insular y local. En ambos casos me parece que la personalidad de casi todos los elegidos se queda en esa zona gris que no aporta novedades especiales ni currÃculos espectaculares. Si uno repasa la historia de los presidentes de las cámaras legislativas españolas se queda de piedra al advertir nombres tan sonoros como los de Castelar, Salmerón, Cánovas, Romero Robledo, Bravo Murillo, Conde de Romanones o Montero RÃos, que empequeñecen sin duda a todos sus más recientes sucesores. Pero nuestra clase polÃtica es la que es y por desgracia, salvo muy escasas excepciones, la mediocridad sigue instalada entre nosotros. Posada, vinculado desde siempre a Aznar, al que sucedió en la Junta de Castilla-León y con quien fue dos veces ministro, y GarcÃa Escudero, el eterno y eficaz portavoz popular en la Cámara Alta, son personajes de bajo perfil, aunque de largo recorrido administrativo y, sobre todo, polÃtico, que harán bien su papel sin llamar la atención, aunque lejos de la brillantez e inteligencia propia de los mandatarios excepcionales. Posada se va a convertir en la tercera autoridad del paÃs, como hasta ahora es José Bono, pero seguimos igual, con gobernantes de calidad media y/o poco mérito. En cuanto a los nueve integrantes del comité canario, me llama la atención la ausencia de cabezas nacionales expertas y de reconocido prestigio, preclaras en asuntos de reformas administrativas como Ariño, RodrÃguez Arana, Parejo, Muñoz Machado, Meilán, Lora u otros. No niego la validez de la mayorÃa de los designados, pero me parece que algunos de estos expertos que he citado completarÃan y enriquecerÃan el trabajo de todos porque, como apuntaba el filósofo norteamericano R.W. Emerson, los años enseñan muchas cosas que los dÃas desconocen. La organización polÃtico-administrativa canaria necesita un reajuste a fondo, pero hay decisiones, como la reducción del tamaño del Ejecutivo, que deberÃan haberse tomado hace muchos meses por razones de austeridad y ejemplaridad; no necesitan de estudios especiales, tan sólo de sentido común y voluntad polÃtica. Como en Baleares, por ejemplo.