JUAN MANUEL PARDELLAS | Santa Cruz de Tenerife
El cuidado césped del Heliodoro se convirtió ayer en un prado similar al Chillida Leku, lleno de esculturas de piedra que son admiradas por miles de personas. Casi nueve mil espectadores se dejan cada domingo su garganta y ánimos, se compran camisetas, bufandas, gorras, con las que muestran aún más su pasión por los colores locales. Botan, cantan, gritan, aplauden, animan… Pero nada, ni los rayos de sol que a veces los iluminaban como para enseñarles el camino de la porterÃa contraria, como si fuera un haz de luz de un faro en mitad de la noche frÃa, nada puede despertar a estos hombres de piedra que se dicen jugadores y que visten (mancillan, deberÃamos decir) la camiseta blanquiazul. Son los hombres de piedra, prácticamente inmóviles en el campo, sin preparación fÃsica, displicentes en su trabajo, ajenos a aquella campaña que tiraba de orgullo y los comprometÃa a sudar la camiseta. Qué suerte tiene esta ciudad. A la Exposición Internacional de Esculturas en la Calle, que tanto revolucionó el mundo del arte en toda Europa, Santa Cruz añadió ayer 11 mazacotes más.
La porterÃa fue nuestro mejor aliado. Por tres veces rechazó bolas mortales de los rojiblancos, bien situados en la cancha, con un mediocampo amurallado ante el que chocaba una y otra vez la escuadra blanquiazul. Ver un partido asà desde el palco es desesperante, lo mismo que desde la grada.
Era una jornada de fiesta. En el palco, los miembros del periódico y de la radio, comentábamos con alegrÃa los magnÃficos resultados de lectores para DIARIO DE AVISOS y el portal diariodeavisos.com, que refrendan el apoyo de muchas personas, cada vez más, al trabajo de un equipo unido, sólido, que sà siente compromiso por su trabajo diario, con periodismo serio, sin insultos, ni chantajes, ni agresiones. Y lo mismo para el dinámico y joven equipo de periodistas y técnicos de Teide Radio- Onda Cero, que ya acarician los 20.000 oyentes diarios.
Y, a pesar de que intentaron amargarnos el dÃa estas estatuas, el partido acabó bien.
El empate de ayer en el Heliodoro RodrÃguez López es un regalo de Reyes adelantado, inmerecido, por supuesto, pero que suma. Ahora, no es ésta la actitud para subir de categorÃa.
La grada criticó gili-corners (como el mÃtico José MarÃa GarcÃa llamaba a los pases de esquina en vez de chutazos a la olla de la porterÃa).
Al minuto 20 de la primera parte, los nuestros parecieron ir en volandas con la afición y presionaron con varias ocasiones clave. Pero luego, se hundieron, desaparecieron hasta el minuto 40 de la segunda parte, donde unos cuantos destellos nos recordaron que habÃa once contra once. La mayor bronca, para Cristóbal. Esta afición es de premio: grita, exige, aprieta, pero, al segundo siguiente, bota, anima, canta, arrima el hombro y aplaude a los suyos sin descanso.
A cincuenta segundos del final pareció incluso que hubiéramos podido hurtar el partido a los rojiblancos y a tres segundos casi nos la meten a nosotros (je). Suerte, nos tocó la loterÃa antes del 22, los Reyes Magos no llegaron en helicóptero, lo hicieron como el Papá Noel de la Coca Cola: De rojo y blanco. Y nos regalaron un precioso y reluciente punto.