Doña Paquita Luengo, viceconsejera de Industria y Energía del Gobierno de Canarias, está más contenta que unas pascuas. Su departamento ha emitido un comunicado de autobombo en el que asegura que en el pasado julio se aumentó la generación de energía eléctrica procedente de renovables en un 12 por ciento en relación con el mes de junio. Luengo está muy satisfecha, porque ese aumento supone el mayor crecimiento de la aportación de energías renovables a la producción de electricidad en la historia en las Islas, y utiliza ese dato -que en realidad significa bien poco- para presentarnos un paisaje triunfalista y bastante exagerado del cumplimiento de las previsiones de generación renovable del Plan Energético de Canarias.
Dice Luengo que en la actualidad, Canarias ha logrado alcanzar “el 90 por ciento de los objetivos marcados para la fotovoltaica”, cuando faltan aún cuatro años para cumplir el objetivo al cien por cien. Para empezar, esa afirmación es falsa: según los datos de la propia Consejería, de los 160 megawatios de origen fotovoltaico previstos para el año 2015 en el documento aprobado por el Parlamento de Canarias en 2007, se han instalado 122 megawatios, lo que apenas supone poco más de un 75 por ciento de las previsiones. Pero eso es lo de menos. Lo de más es que doña Paquita sabe perfectamente que el panorama de ayudas a la generación fotovoltaica ha cambiado radicalmente. La crisis se ha llevado por delante el despiporre de apoyos oficiales a la producción de una electricidad que es todavía hoy poco rentable. Y con ese cambio es muy difícil que pueda cumplirse el objetivo de 2015, porque nadie va a invertir a partir de ahora un solo euro en fotovoltaica.
La señora Luengo tiene razón cuando asegura que la energía debe ser un tirón para salir de la crisis económica y crear empleo, y también cuando afirma que el desarrollo de renovables en las islas es una necesidad vital. Pero el triunfalismo no suele ser la mejor manera de avanzar en la dirección correcta. No basta con querer que las cosas ocurran de una determinada manera. El Gobierno regional se ha marcado el objetivo de que en 2015 el 30 por ciento de la energía sea eólica, y que el sector cree 15.000 empleos. Eso no se consigue con declaraciones y comunicados sino con planes y ficha financiera. Y por lo que yo sé -al menos mientras dure la crisis- aquí lo único que hay son palabras.