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a babor>Francisco Pomares

Una huelga confusa>Francisco Pomares

   

Los pilotos de la compañía Iberia han convocado una nueva y extraña huelga para los días 18 y 29 de diciembre, en plena campaña de Navidad. Lo han hecho, según dicen, para llamar la atención de los ciudadanos y protestar por la creación de una nueva aerolínea de bajo coste -que empezará a funcionar en marzo y se llamará Iberia Express- y que estará dedicada a cubrir trayectos cortos y medios.

No estamos, pues, ante una reivindicación de carácter salarial, ante una nueva vuelta de tuerca en la pelea por las retribuciones que enfrenta desde hace años a esos trabajadores con salarios de privilegio que son los pilotos, y una compañía instalada en pérdidas desde hace años. Lo que dicen los pilotos es que les preocupa que la creación de la nueva filial de Iberia supone en la práctica la entrega de Iberia a British Airways.

Los pilotos tienen razón cuando dicen que la dependencia de Iberia de British Airways es cada vez mayor. Esa es la consecuencia lógica de un proceso de integración al que no ha podido escapar ninguna de las grandes líneas aéreas, y que tiene que ver con la globalización económica y la necesidad de concentrar recursos y negocio.

Sin embargo, personalmente no me creo que sea eso dependencia lo que les lleva a la huelga. Tampoco se lo creen los tripulantes de cabina de la aerolínea -azafatas y sobrecargos- que no van a secundar los paros. No es el futuro de Iberia lo que les quita el sueño a los pilotos, sino la certeza de que la integración total en el sistema de British y la creación de una compañía subsidiaria -que será la que haga muchos de los trayectos interiores de Iberia-, les quita poder, les divide en categorías y por tanto divide sus fuerzas, y -sin duda- acabará por suponer recortes.

Lo que sucede es que los pilotos han aprendido, saben que sus salarios astronómicos resultan antipáticos para la población, y plantean esta huelga de una manera distinta. Pero esto no deja de ser más de lo mismo: un colectivo retribuido con los criterios de esos tiempos en que en lo público ataban los perros con longaniza, que se monta una demostración de fuerza. Están en su derecho legal y constitucional de fastidiarle las vacaciones a centenares de miles de pasajeros. Pero por lo menos que no nos cuenten milongas.