NORBERTO CHIJEB | Candelaria

El Ayuntamiento de Candelaria tuvo que interceder martes ante la Dirección General de Costas y la empresa Tragsa, encargada de las obras, para mantener abierto el acceso por la playa a las nueve viviendas que aún permanecen en pie en Cho Vito.

Una medida que se tomó en respuesta a las peticiones de los vecinos afectados por las obras que se ejecutan en la zona y que explotaron el lunes por la tarde cuando una pala mecánica cortó la entrada por la playa, dejando un gran hueco que imposibilita el tránsito a las viviendas.

La plataforma vecinal que lidera Tomás González, uno de los afectados que todavía man tiene su casa en pie -hay una prórroga hasta mayo-, invitó entonces al alcalde a acudir ayer a primera hora a inspeccionar las obras, y éste, acompañado por el concejal de Urbanismo, Domingo Ramos, se trasladó a las ocho y media de la mañana a la zona.

Ambos, junto a representantes de la empresa adjudicataria de la actuación que Costas lleva a cabo en Cho Vito, se reunieron con los vecinos con el objetivo de conocer sus quejas sobre los accesos a las viviendas.

Quejas como las que relataba Montserrat Mejías, una de las vecinas, quien aseguraba “no he podido bajar la compra del coche”, aludiendo a la inseguridad que representa entrar por la parte alta en donde han situado una escalera, al estilo de un andamio, que ayer pudimos comprobar apenas reúne medidas de seguridad.

Tras las tensas conversaciones iniciales entre políticos y vecinos, se decidió solicitar a Costas la petición de los vecinos de que se mantuviera abierto el acceso por la playa hasta que se terminen los trabajos en la parte superior, pendiente aún de si finalmente habrá más derribos o no en Cho Vito, como califica el abogado José Luis Langa, defensor de los afectados por la Ley de Costas, el nuevo Álamo, por la tenaz resistencia de los vecinos a todo tipo de obstáculo que le están poniendo en el camino.

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“No se nos trata como personas”

Tomás González, portavoz de los vecinos de Cho Vito, aseguró que desde hace años a los vecinos de la zona se les ha humillado y no han sido tratados como personas, primero con los derribos de las primeras viviendas, luego con todos los intentos de acabar con el barrio y ahora al vulnerar sus derechos ciudadanos al dejarlos incomunicados. El portavoz vecinal dijo que nunca se han opuesto a las obras, pero entiende que estas tenían que haber sido fruto de un estudio profundo sobre las repercusiones que tendrían en la vida cotidiana de los vecinos y la inseguridad que han creado.

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