ME PAGAN POR ESTO >

El relevo > Alfonso González Jerez

Era la hora. A las siete de la tarde estaba convocada la comisión permanente de Coalición Canaria para que pudiera empezar a las ocho, por dos razones fundamentales. En primer lugar la comisión permanente llevaba tanto tiempo sin reunirse que era previsible que sus miembros no recordaran exactamente la dirección de la sede del partido. La segunda, más silenciada, apuntaba a la avanzada edad de muchos de los dirigentes y a sus recalcitrantes problemas de memoria. Pese a estas precauciones elementales debió rescatarse a José Miguel Barragán, que confundió la sede con La Garriga y pidió el voto unánime a los bocadillos de tortilla, o a Fernando Bañolas, que terminó en un gimnasio confundiendo a una monitora de aerobic con Antonio Castro. El último en llegar fue el presidente del Gobierno y presidente de Coalición Canaria, Paulino Rivero.

-Esta manía que le ha dado a Paulino de llegar el último -susurró precisamente Castro a la trompetilla de Tomás Padrón.

-Es para saber si hay quórum -aseguró Barragán con una mirada cortante, definitiva y definitoria -.

-O sea -remachó Padrón, agarrado a su trompetilla- para averiguar previamente si la ha palmado alguien y puede suspenderse el invento.
Rivero entró entonces en la sala, apoyado ágilmente en su bastón. Pese a sus cumplidos noventa y cinco años el presidente del Gobierno (y de CC) continuaba practicando el jogging todos los amaneceres y los más imparciales periodistas deportivos aseguraban en las crónicas de maratón que el presidente corría más y mejor con tres piernas que con dos. “La veterana gacela de Macaronesia”, había titulado un periódico ese mismo año. Paulino Rivero saludó a todos los presentes y tomó asiento con cierto cuidado. Después se quedó mirando fijamente a uno de los presentes.

-Perdona, ¿y tú de quién eres?

-¿Yo? Yo soy el presidente de CC en Lanzarote.

-Te pareces a un chico que conocí en mi juventud, Dimas se llamaba…

-Sí. Dimas. Dimas Martín. Mi abuelo.

-Aaaah, perfecto, perfecto.

-Nos vamos turnando en la Presidencia de CC de Lanzarote, según la resolución aprobada en el Congreso del 2045…

-¿Se van turnando? -preguntó dubitativo Mario Cabrera desde su silla de ruedas-. No recuerdo. ¿Quiénes se van turnando?

-Nosotros -contestó el conejero-. Los nietos de Dimas. A mi me toca este semestre. Soy un Dimas Martín Becerra. En junio le tocará a mi primo, Dimas Martín Machín, y después a mi primo Dimas Martín Stinga…

-Bien, bien, vamos a centrarnos en el orden del día -interrumpió Rivero frunciendo el ceño -Procede, José Miguel…

-Primero me levanto. Luego desayuno, pero nada de azúcar, que el médico me lo tiene prohibido. Siempre me afeito después de desayunar. Y después…

-El orden del día de la reunión, José Miguel…

-Ah, perdona, presidente… El único punto del orden del día es una propuesta del presidente de CC (y presidente del Gobierno) sobre candidatura al próximo Congreso Nacional de CC…

Todos los presentes se quedaron atónitos. El propio Barragán, que había leído el folio, observó boquiabierto a Rivero. En las últimas diez convocatorias el presidente nacional de CC había sido elegido por unanimidad a través de correo electrónico. Los nacionalistas canarios habían sido la primera organización política del Archipiélago que había puesto en marcha los congresos virtuales en el ciberespacio bajo el lema de un ocurrente programador informático cuyo padre había sido uno de los fundadores de ICAN: “Dale al enter, y Paulino, presidenter” .

Rivero carraspeó antes de tomar la palabra.

-Detecto y comprendo su asombro. Pensarán ustedes: si nos va tan bien, ¿para qué impulsar cambios, tan peligrosos en cualquier coyuntura? Y yo les digo: sí, las cosas van bien. La producción de leche de cabra se ha disparado. Nunca se habían cogido tantos nísperos e higos picos en nuestras queridas medianías. Pero creo que ha llegado el momento de dar paso a otras personas. Como saben ustedes hace un año falleció nuestra querida compañera Ana Oramas. Creo que ha llegado el momento. Las condiciones son favorables a un relevo, por supuesto prudente y controlado, en la presidencia nacional de Coalición Canaria. Que no nos acusen de inmovilismo y de cerrar el paso a nuevos valores y sensibilidades. Javi, saca la ouija.

Javier González Ortiz sacó de un enorme cartapacio de piel oscura el tablero de una ouija y la dispuso sobre la mesa. La comisión permanente se inclinó como un solo hombre sobre el tablero.

-Paulino, ¿estás seguro? –gimió Barragán-.

-Por supuesto. Le ha dado muchas vueltas y tengo todas las claves. Ahora alguien tiene que coger el vaso para que se desplace sobre el tablero.

-A mí eso me da yuyo -repuso Barragán temblando.

-Yo lo haré -suspiró Antonio Castro-. No quiero que nadie me acuse de bloquear el relevo.

-Bien. Ahora silencio. Silencio absoluto. Que nadie diga nada. ¿Preparados? Ana… Ana…¿Nos escuchas? Ana, soy Paulino…

-¿No sería mejor buscar otro interlocutor?

-Silencio… Creo que ya está aquí… Ana, ¿me escuchas? Ha llegado tu momento… Soy Paulino…

-¡El vaso se está moviendo! -berreó Bañolas mientras intentaba infructuosamente tomarse la presión arterial.

-Hola… Te saludo en nombre de la comisión permanente de CC…¿Me escuchas bien? Hemos decidido proponerte como presidenta nacional de Coalición Canaria…

-Pero, ¿eso se ha votado? -preguntó Perestelo escondido bajo la mesa.

-¡Silencio! Ana, si aceptas la candidatura, mueve el vaso hacia el SI… Mueve el vaso a la casilla del SI…

-Mira, mira, es verdad -señaló Cabrera-. Se está moviendo…Se está moviendo…

Antonio Castro sudaba copiosamente. Sobre el tablero el vaso se deslizaba con cierta rapidez hacia el SI. En ese momento Rivero saltó de su silla.

-¡Antonio, estás moviendo el vaso! ¡Lo mueves tú!

-¿Yo? ¿Pero qué dices? El vaso se mueve solo…

-Sí, hombre, se mueve solo…Seguro que se va solo a la romería de Tegueste también…¡Lo estás moviendo tú!

-Vamos a perder la conexión con el mundo astral…

-No me he asustado yo perdiendo elecciones y me vas a asustar a mí con eso… Nada, nada. Que no se diga que no lo he intentado. La propuesta queda rechazada por defectos de forma…

-Menos mal –suspiró Barragán-. Por un momento me había preocupado.

-¿Qué ha pasado? –gritó Padrón dirigiendo la trompetilla en todas direcciones.

-Nada, que Paulino sigue.

-Menuda novedad. ¿Y para eso nos hemos reunido?