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La globalización y el clima traerán la malaria a Europa

Javier Lucientes, profesor de Veterinaria de Zaragoza; Ricardo Molina, de la Unidad de Entomología Médica del Instituto de Salud Carlos III, y Basilio Valladares. / FRAN PALLERO

VERÓNICA MARTÍN | Santa Cruz de Tenerife

Dicen los que los conocen bien que la vida del parásito es la mejor. Los parásitos personales o laborales son de las cosas más difíciles para combatir. Pues, los que generan millones de muertos y graves enfermedades, también. Lo esencial en ambos casos: conocerlos, detectarlos y actuar a tiempo. Este es el mensaje esencial que transmiten los profesionales que esta semana han impartido el Curso teórico-práctico de artrópodos de interés sanitario organizado por el Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias y por la ULL.

En estas jornadas participaron dos de las personas que están organizando, a petición del Ministerio de Sanidad tras un acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una red de vigilancia de enfermedades tropicales y emergentes como la malaria o el dengue. Javier Lucientes es profesor de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Zaragoza y Ricardo Molina es responsable de la Unidad de Entomología Médica del Instituto de Salud Carlos III. Ambos explican que su labor está en crear un sistema de prevención que incluye desde localización de vectores de transmisión de la enfermedad (principalmente insectos como los mosquitos); establecimiento de sistemas de control en puertos y aeropuertos; y formación del personal sanitario para que pueda detectar las patologías a tiempo y pueda actuar de manera adecuada en cada ocasión. “Estudiamos la biología del ciclo de una enfermedad en su totalidad: desde el vector que lo transmite hasta si interviene otro animal, y el patógeno (parásito, virus o la bacteria) hasta que llega a la persona y produce la patología”, dicen. ¿Qué está ocurriendo? Estos expertos -junto con el director del Instituto de Enfermedades Tropicales, Basilio Valladares- explican que “estamos viviendo un momento especial, pues hay una serie de factores ligados al cambio climático y a la globalización nos lleva a enfermedades nuevas o que pensábamos que estaban olvidadas”. Esas palabras pueden alarmar mucho pero, hay que tener en cuenta que ya ha ocurrido: el año pasado hubo un caso de malaria en una señora de Huesca que jamás había salido de su pueblo; se han dado casos de malaria en Grecia; de la enfermedad de chikungunya, en Italia y de dengue en el Sur de Francia. ¿Por qué? “Por la globalización: las personas y las mercancías viajan por todo el mundo y los vectores (sobre todo mosquitos) específicos que transmiten estas enfermedades ya están en Europa. Llegan en los neumáticos, en plantas ornamentales y… en los aviones llenos de turistas. Ya está el vector; la patología también porque los millones de viajeros que se trasladan a otros países las traen consigo… “solo falta que se sumen dos o tres factores… y tenemos la enfermedad”.

¿Qué hacer? Pues formación y vigilancia. Y en eso están estos profesionales que están creando una red de control en puertos y aeropuertos españoles.