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Once personas atendidas por picaduras de aguavivas

Las aguas poco profundas hacen que las medusas se queden en las playas. / SERGIO HANQUET (www.mardefoto.com)

NICOLÁS DORTA | Arona

Una plaga de medusas ha vuelto a invadir la costa del Sur de Tenerife. Esta vez en Arona el Ayuntamiento ha tenido que colgar la bandera amarilla de precaución en Playa Honda, Los Cristianos, Las Vistas y El Camisón, para advertir del peligro que supone la presencia de estos pelágicos de cuerpo gelatinoso. En total fueron atendidas ayer once personas con picaduras leves. Así lo informó a este periódico el concejal de Medio Ambiente, Antonio Sosa, que se desplazó al muelle y a la playa histórica de Los Cristianos donde se concentró “una cantidad importante” de medusas, dijo. El servicio de vigilancia de playas, junto a Protección Civil de Arona, estaba trabajando para “limpiar” y despejar la zona, aunque “todo dependerá de las corrientes de mar, y solo cabe esperar” a que salgan de la bahía, comentó el concejal.

Desde Medio Ambiente recalcan que la presencia de medusas es algo que viene siendo habitual últimamente en esta zona de la costa y que “lo único que se puede hacer es aconsejar a los usuarios de las playas que no se bañen”, subrayó Sosa, pues resulta complejo eliminar las medusas del agua.

Vientos y corrientes

Cabe citar que a principios de enero en las playas de El Médano y Leocadio Machado fueron atendidas siete personas, por picaduras, todas de carácter leve, de la especie Cotoyloriza tuberculata, conocida popularmente como huevo frito, con cola marrón y cabeza casi transparente. La especie que apareció en Arona es Pelagia noctiluca con una campana semiesférica de unos 10 centímetros y unos tentáculos que pueden superar el metro de longitud. Es frecuente en todo el Archipielago canario y puede aparecer de forma masiva en algunas época del año, según ha comentado el fotógrafo submarino Sergio Hanquet.

La llegada de esta plaga puede deberse a la dirección dominante del vientos y de las propias corrientes, aunque se trata de algo “de la naturaleza, normal, y se quedan en la playa por la poca profundidad, pues en alta mar no hay tanta presencia”, añadió Hanquet. La mayoría de las picaduras, unas más peligrosas que otras, provocan dolor y ardor.