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Un patinazo en Twitter pone en aprietos al exprimer ministro libanés

KATHY SELEME | Beirut

Las redes sociales, tan utilizadas por los políticos para llegar de forma gratuita a mucha gente, también encierran un gran potencial para sus “meteduras de pata”, como la que acaba de dar un buen disgusto al exprimer ministro libanés Saad Hariri.

Al igual que otros políticos libaneses, Hariri se comunica con sus partidarios a través de Twitter, donde es seguido por más de 81.000 personas.

Dentro de su afán por responder a las felicitaciones y saludos de todos sus seguidores, Hariri contestó el viernes en árabe a un portavoz del Ministerio israelí de Defensa, Avichay Adraee, país con el que el Líbano se encuentra técnicamente en guerra.

Alertado sobre ese desliz, escribió para justificarse en Twitter: “Al responder a un saludo, envié un mensaje a alguien que, según me dijeron más tarde, puede ser un responsable israelí. Si es verdad, quiero decirles que no hubiera respondido de haberlo sabido, ya que Israel es nuestro enemigo”.

De poco le ha servido ese argumento al exjefe de gobierno, representante de la oposición antisiria e hijo del asesinado Rafic Hariri, entonces también primer ministro del Líbano.

La página web de la Resistencia Islámica, Al Intiqad, ha puesto en duda que Hariri ignorase que hablaba con un israelí, ya que, “junto al oficial del enemigo, aparece en su foto en Twitter la bandera israelí”.

Este tipo de patinazos en las redes sociales son comunes entre los políticos libaneses, que han elegido ese método para permanecer en contacto con sus seguidores.

Entre los dirigentes libaneses adictos a Facebook, Twitter o LinkedIn están el primer ministro Nayib Mikati, los diputados Michel Aoun y Samir Geagea, el expresidente Amin Gemayel, varios responsables del grupo chií Hizbulá e incluso el patriarca maronita, Bechara Rai.

Hariri comenzó a utilizar Twitter el año pasado, aunque al principio muchos dudaban de que se tratara de una cuenta verdadera hasta que su servicio de prensa confirmó su autenticidad.

Una fuente próxima a Hariri explicó a Efe que el político eligió Twitter como medio para entrar en comunicación directa con sus seguidores.

“Puede decir cosas que de otro modo no hubiera podido hacer. Además, le da cierto margen para emitir opiniones sobre la situación en el país y en la región que no hubiera podido dar si se encontrase en el Líbano”, explicó la fuente.

Hariri vive fuera del Líbano desde comienzos del año pasado, cuando su gobierno cayó después de que el equilibrio parlamentario se decantase del lado de Hizbulá y de partidos asociados al movimiento del jeque Hasan Nasrala.

En uno de sus primeros mensajes y rompiendo con el estilo impersonal e institucional, declaró que había llegado “el momento de rendir una cuenta más íntima y personal. Tendrán más noticias y estaré presente más a menudo”.

Los medios libaneses consideran que con este medio Hariri prepara el terreno para regresar al país, de donde tuvo que salir después de que los servicios de inteligencia le alertasen de un complot para atentar contra él.

Los riesgos de Twitter ya han provocado más de un quebradero de cabeza a políticos en otros países, como el ministro francés de Industria, Eric Besson, o al congresista estadounidense Anthony Weiner.