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Así, no > Leopoldo Fernández

Se ha creado una especie de frente común contra el ministro José Manuel Soria a tenor de las declaraciones realizadas desde diversas instancias políticas y económicas. La demagogia, la desconsideración y la afrenta gratuita, según los casos, han ido saliendo, en dosis viperinas, de las bocas del presidente y vicepresidente del Gobierno de Canarias, del presidente del Cabildo de Tenerife, del alcalde lagunero, de la viceconsejera de Energía y de otros dirigentes, en tanto algunos personajes públicos -el viceconsejero de Turismo, el presidente de Ashotel, el primer vicepresidente del Cabildo tinerfeño- han efectuado también críticas pero en tono ponderado, no hiriente ni agresivo. Vamos, que ven las cosas y las juzgan sin insultos ni descalificaciones, eligiendo la prudencia y la crítica mesurada en vez de la confrontación y el descrédito, que suelen ser malos compañeros de viaje, no digamos con políticos poderosos como Soria, con el que nuestros representantes públicos están llamados a entenderse por el bien de todos. Puede que el ministro yerre al sostener que la supresión de las subvenciones aéreas -no las tasas, que siguen adelante y son cosa distinta- no tendrá efectos sobre el turismo que llega a Canarias. Es incluso probable que el ministro se equivoque según las últimas noticias; pero, sea o no así, su parecer lo comparten el Consejo de Ministros, la Comisión Nacional de la Competencia, AENA, los representantes nacionales de agencias de viajes y otros colectivos de destacada relevancia. Además, la Unión Europea no ve con buenos ojos la política de subvenciones e incluso la penaliza, según su finalidad, porque impide el deseable nivel de competencia. Claro que las Islas necesitan la máxima conectividad posible, con nuevas rutas y mayores frecuencias en las comunicaciones aéreas, sobre todo en delicados tiempos económicos. Pero el Gobierno central está en su derecho de no mantener una política que premie en especial a las líneas de bajo costo -en detrimento de compañías españolas como Iberia, Air Europa y Vueling-, porque considera además que rebajan la calidad y el prestigio del destino al operar casi en exclusiva con turistas de escaso poder adquisitivo, arrebatados muchas veces a las compañías tradicionales. En todo caso, no es a Soria a quien corresponde la eventual reconsideración de las subvenciones suprimidas, sino al Consejo de Ministros, a propuesta de la ministra de Fomento. Con ella se entrevistó el consejero Berriel y obtuvo la promesa de que estudiaría a fondo el asunto. De modo que mejor esperar a razones para, luego, con sensatez y moderación, obrar según las circunstancias. Pero hacerlo como hasta ahora; así, no.