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El Gobierno lo tiene ya decidido > Manuel Iglesias

El ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, protagonizó el pasado jueves un encuentro en Madrid organizado por el Foro Nueva Economía, que acostumbra a celebrar estos actos abiertos a invitados relacionados con el asunto, periodistas, etcétera, que en este caso fueron casi 700 personas, y donde tras la conferencia se plantea un coloquio con el protagonista.

El foro tiene diversos patrocinadores y en esta ocasión ese papel lo asumía Repsol, y como el asunto principal del encuentro se refería a las posibles prospecciones en busca de petróleo en aguas cercanas a Canarias, esa imagen del ministro del ramo en un acto apadrinado por la compañía interesada ha generado críticas y cábalas, lo cual es hasta cierto punto representativo de la confusión que existe en este asunto, porque resulta que en las Islas se ha dedicado tiempo a discutir el envase -el contexto del acto- y no tanto al contenido -las palabras del ministro- que deberían ser lo relevante.

Soria ha dicho que “por el interés de España y de Canarias” se autorizarán los sondeos. Es decir, que por parte del Gobierno central el asunto se encuentra decidido y ya no se trata, al menos por su lado, de discutir si se hacen o no, sino la forma en que se hace. Y hasta parece claro sobre quién lo hace, que será Repsol.

La posición no es la misma para todos los implicados, porque el Gobierno de Canarias tiene un criterio diferente y ha presentado sus alegaciones al expediente, entre otras cosas por incumplimiento de las garantías medioambientales, y reclama que el Tribunal Constitucional dirima la cuestión de quién tiene competencias en el asunto y sí el Gobierno central puede actuar sin contar con la opinión y hasta el visto bueno de otras instituciones implicadas que consideran que tienen potestad en determinadas materias con una autoridad que se reconoce en leyes orgánicas.

En todo esto, la opinión pública canaria asiste confusa a este debate, que se ve trufado por opiniones sesgadas de una y otra parte, según las simpatías o antipatías en la cuestión. Cabe citar, por ejemplo, el que representantes ecologistas hablen de prospecciones a diez kilómetros de la costa de Fuerteventura, mientras que Repsol dice que las plataformas estarán a sesenta kilómetros, la más cercana, y fuera de la plataforma insular submarina.

Si ni siquiera sabemos de dónde estamos hablando, difícilmente vamos a poder tener un criterio fundamentado sobre otros aspectos de las bondades y maldades de un proyecto que se ataca y se defiende con una escenificación pasional en la que parece que, una vez definido si estamos a favor o en contra, buceamos luego buscando argumentos que apoyen la respectiva posición, en vez de conocer primero la mayor cantidad posible de datos y luego tomar la posición que creemos más correcta.

Pero los canarios somos así, ¿qué le va usted a hacer, señora?, que diría Serrat.