sin objetividad > José Antonio Felipe Martín

Enamorado > José Antonio Felipe Martín

Mi buen amigo (y admirado) Rafa Sanz siempre dice que los directivos, a la hora de fichar a un entrenador, se enamoran de él. Les encanta. Lo admiran con cariño, quieren aprender de él…hasta que un día eso desaparece y dicen: “Entre lo que yo ya sabía y lo que vi de éste, ya sé yo más que él”. Algo similar me está pasando a mí con Andrés García Tébar, aunque solo en la parte positiva.

El mundo del fútbol está lleno de mitos, de mentiras y verdades a medias, que son las peores. Parece un sacrilegio revelar el once inicial un día antes cuando los jugadores ya lo suelen saber de sobra los últimos días de la semana, preguntar si un jugador a prueba, como Antonio López, se queda o se va parece casi más importante que la fórmula de la Coca Cola (o entender las decisiones de Miguel Concepción), y así un sinfín de situaciones a los que nos han acostumbrado los futbolistas, y nosotros, los medios, muy cainistas, las hemos tomado por buenas para hacernos amiguitos de ellos.

Y resulta que aparece un manchego directo, claro, que, díganme ahora si no es verdad, todos miramos con recelo por su trayectoria, y dice que el pan es pan y el vino es vino (que nos debe una invitación, por cierto), y nos recuerda que quizás esto es bastante más sencillo de lo que parece.

Tébar parece haber dado cosas al equipo que él mismo niega diciendo que sin la ayuda de los jugadores resultaría imposible, pero el Tenerife de ahora es distinto al de hace menos de un mes. Evidentemente los nuevos fichajes tienen mucho que ver en todo esto, pero el manchego nos recuerda que en esto del fútbol a veces basta con no complicarse. Basta con bajarle a alguno los humos, con pedirles el carácter que se le supone a una plantilla profesional y con poner a los jugadores en su sitio dándole cierta continuidad al once.

En la previa del encuentro de ayer, sin miedo a ser esclavo de sus palabras, dijo que si se daba la victoria su equipo tendría medio pie en los play off de ascenso y la suerte parece sonreírle. Generalmente eso que llamamos suerte le suele sonreír a los que más trabajan. Es curioso. Viendo a un tipo que habla tan claro y que simplifica todo como Tébar, me acordé de Rafa Sanz, que seguro que sueña con su Córdoba en Primera, por su frase y porque es de los que curra y desmitifica todo este circo del deporte.