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Honores para Francisco Sánchez > Agustín M. González

Hace ya algunos años tomé la decisión de no escribir más necrológicas. Como decía mi padre, las flores hay que dárselas a la gente cuando está viva, y no llevárselas después de muertas al cementerio. Hoy quiero hacer una excepción porque la persona y el personaje se lo merecen. Es un gran amigo que nunca podré olvidar, como seguro le ocurrirá a mucha gente que tuvo la suerte de conocer a Francisco Sánchez García, el primer alcalde de La Orotava de la actual etapa democrática, fallecido en mayo pasado.

Francisco será recordado siempre por su excepcional categoría humana y por todo lo mucho y bueno que hizo por su pueblo, en los más diversos ámbitos. El actual alcalde villero, Isaac Valencia, dijo con razón en el homenaje que se le tributó en el Liceo de Taoro, que Francisco Sánchez “marcó un antes y un después en la historia de la Villa”. Abogado de profesión y destacado futbolista en su juventud -llegó a jugar en el Real Madrid y la UD Las Palmas-, Sánchez fue un político ejemplar en el uso del diálogo y el consenso, con una fuerte vocación social que le hizo impulsar el asociacionismo en los barrios deprimidos de las medianías, lo que les ayudó a salir del subdesarrollo en el que se encontraban en los años 70 del siglo pasado. Hombre inquieto y comprometido con la cosa pública, fue uno de los padres de la Agrupación Tinerfeña Independiente (ATI). Además, fue el presidente-fundador de la Asociación de la Pequeña y Mediana Empresa del Valle de La Orotava (Apymevo) y del Consejo Regulador de Vinos de la Denominación de Origen de esta comarca norteña. También presidió la UD Orotava, creó la escuela de fútbol San Isidro y cuidó con esmero el fútbol-base orotavense, con la filosofía de priorizar la formación humana de los jóvenes y ofrecerles una alternativa de ocio saludable y enriquecedora. Con la discreción que le caracterizaba, sin afán de protagonismo alguno, promovió infinidad de actividades e iniciativas sociales y culturales. Arrastraba a los demás con su entusiasmo; era imposible decirle que no a Francisco porque siempre abanderaba causas justas, humanas, de interés general. Era un gigante, por eso se nota mucho más su ausencia, el vacío que deja su marcha prematura. Perdimos su empuje, su inteligencia, su visión privilegiada de las cosas, su talante constructivo, su sabio consejo. Pero conservaremos su recuerdo y su ejemplo. Creo de justicia que el Ayuntamiento de La Orotava perpetúe la memoria de Francisco Sánchez y le honre con una calle que lleve su nombre, y con la Medalla de Oro, la máxima distinción municipal para uno de los villeros más excepcionales que ha dado esta Villa en el último siglo. Hasta tanto, todos los villeros tenemos una deuda pendiente con él.