CD TENERIFE > EL INVITADO AL PALCO DE ‘DIARIO DE AVISOS’

La vida en 20 minutos

Juan Carlos Cabrera, Carlos Sabina, Rubén Hernández, gerente de Boom del Mueble, y Román Delgado, ayer. / DA

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

El frío era frío de verdad (al menos en Canarias) y justo lo que dominaba el ambiente en el estadio de la capital tinerfeña, en la cuadra del CD Tenerife, que se asemejaba a una tarde oscura de fútbol en el mismo recinto de Las Gaunas, en un partido tosco de invierno y con muy baja temperatura, con temperatura casi polar, del norte o del sur, como se quiera, pero baja. O incluso de Siberia, que también nos vale.

No era el caso, ya se sabe, pero la hipérbole sirve para que el lector advierta el frío que había y cómo éste aumentó nada más posar el culo en el asiento, nada más ver el gol tonto que encajó el equipo blanquiazul por un toque para atrás de Marcos, que creo que fue Marcos, y que además lo hizo con su cabeza rapada o con poco pelo y dejando fríos a los suyos y al portero gallego del Tete, quizás muy acostumbrado en esta campaña a fríos o suspiros de este tipo. Un accidente, claro, pero que llegue con tanto frío, jode, ¿no? Y claro que fastidió, a todos, y en el grupo incluyo a las personas que estaban en el palco del Grupo de Comunicación DIARIO DE AVISOS, al que en esta ocasión asistió como invitado el joven gerente de la empresa Boom del Mueble, Rubén Hernández González. Junto al entrañable Rubén, otras personas también entrañables: el director general de esta empresa editora, también joven, Juan Carlos Cabrera, y el bueno de Carlos Sabina, que se encarga de la importante tarea de distribución de esta cabecera. Ahora caigo en que entre tanto joven quizá yo sea el menos joven, pero no…, que Karl volvía a estar entre nosotros y estoy seguro de que es menos joven que yo. Habíamos quedado en que hacía frío y ahora añado que los llamados a hacer fútbol lo agudizaron hasta que hubo cambios en el Tete y el equipo se puso las pilas, y pensaron que igual sabían y podían jugar bien al fútbol. Y así lo hicieron, como por arte de magia, en los 20 minutos finales, que bastaron para ganar y que supusieron encender a la gente, olvidar el frío, tener una verdadera estufa en el césped, un volcán encendido. Y ¡gol!… Y otra vez, ¡gol! Y luego se apagó todo. Como dijo Rubén Hernández, se pasó del “poco fútbol” a “crear en el centro y tener profundidad”…, a torear al contrario, a atenazarlo y a vencerlo, con justicia, y con modales que quizá sean la nueva marca de la casa, la que trajo García Tébar. Fuera, otra vez, frío, pero menos, que se salió con alegría. Así sí vale.