prospecciones petrolíferas>

Oceana muestra su rechazo a prospecciones petrolíferas en Canarias y espera que el Gobierno regional detenga explotación

EUROPA PRESS | LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

Oceana ha mostrado este viernes su rechazo a la realización de prospecciones petrolíferas frente a las costas orientales de las islas canarias de Lanzarote y Fuerteventura.

La organización internacional de conservación marina ha alertado, al respecto, de que los lugares autorizados para la exploración se encuentran frente a zonas protegidas y junto a algunas de las áreas de mayor valor ecológico de Canarias y de llevarse a cabo dichas prospecciones “sufrirían graves daños por el aumento” de tráfico marítimo y la llegada de posibles vertidos.

Además, se refirió a las consecuencias que “inevitablemente” se producirán en la misma zona de las exploraciones, ya que indicó la “concesionaria es Repsol, a través de su filial Ripsa, y es habitual que esta compañía oculte datos sobre los ecosistemas de fondo para facilitar las licencias y no tener problemas con la declaración de impacto ambiental, como ya se vio en Málaga con el proyecto Siroco”, advirtió Oceana en un comunicado.

Por ello, espera que el Gobierno de Canarias detenga la explotación y se oponga como lo hicieron los de Baleares y la Comunidad Valenciana. En este sentido, el director de Investigación de Oceana Europa, Ricardo Aguilar, matizaba que Lanzarote y Fuerteventura “ya sufren una contaminación crónica por el tráfico de petroleros y los derrames derivados de las prospecciones podrían causar perjuicios irreversibles” a su litoral.

Asimismo, recordó como a lo largo de la costa oriental de Lanzarote y Fuerteventura se suceden enclaves de un “gran valor” ecológico, tales como la Reserva Marina de la Isla Graciosa-Archipiélago Chinijo (la segunda mayor área marina protegida de España, tras la asturiana de El Cachucho), Cagafrecho, la Isla de Lobos y el estrecho de la Bocayna.

Respecto al Sur de Fuerteventura, informa de que se encuentra en una de las zonas de “más interés” del mundo para los zifios, unos cetáceos que se alimentan a profundidades superiores a los 600 metros.

En concreto, subrayó que los permisos de investigación afectan a un área de 616.060 hectáreas, lo que equivale a casi 2,5 veces la superficie emergida de las dos islas, y las zonas abiertas a la exploración de compañías petroleras se encuentran a “grandes profundidades que aún no han podido” ser investigadas por los científicos.

“En ellas es previsible que se encuentren corales blancos y negros o esponjas de profundidad, especies que forman hábitats donde se alimentan y viven muchos otros organismos. Los ecosistemas de gran profundidad son enormemente vulnerables por su lento crecimiento. En las zonas que albergan hidrocarburos suelen asentarse arrecifes de coral, que crecen favorecidos por los escapes de gas y en algunos casos llegan a alcanzar 8.000 años de edad. Es una inconsciencia destruir estos hábitats en unos pocos años para favorecer la extracción de un recurso energético finito y altamente contaminante”, sentencia.