Bolero o disco; cumbia o salsa; merengue o rock and roll… Son ritmos que muchos bailan en Carnaval y que, como no podía ser menos, de una u otra forma también estuvieron presentes en la ya tradicional matinal dominical en el Heliodoro. El fútbol a esa hora como que sabe menos, pero para contrarrestar partidos atípicos como el ayer -la resaca carnavalera pasó factura a muchos – tuvimos un árbitro de los de antes, de los que pitan de corazón, de los que se entregan a la causa aunque les cueste acabar más perdidos que Papá Noel en mayo. Por eso y porque nos lo merecíamos hasta dio un gustazo tremendo ganar así. De penalti injusto y en el último minuto y para más morbo con gol anulado al equipo contrario. El partido fue como la siempre recordada por estas fechas canción de los inolvidables Billo’s Caracas Boys música p’a cantar; música p’a bailar y sigan bailando. Y es que al Tenerife le pasa ya como al Iberostar Socas Canarias: se están convirtiendo en equipos grandes en sus respectivas categorías, conjuntos respetados y a los que para ganar hay que tener algo más que suerte. Por eso, pese a quien les pese, suban la radio, despierten al vecino y que suenen los pitos porque ahora nos toca disfrutar.