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Una dura travesía por el desierto > Manuel Iglesias

Comenzó en Sevilla el congreso del PSOE, que sin duda se ha convertido en uno de los más importantes de los que ha tenido este partido, puesto que se trata de asumir la travesía por el desierto que ha ocasionado el desastre del último Gobierno socialista dirigido por José Luis Rodríguez Zapatero.
Un congreso que hace suya la frase de que “el triunfo tiene muchos padres pero el fracaso ninguno”, puesto que ahora parece que los dos candidatos, Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón, no tienen nada que ver con aquel Ejecutivo del que ambos formaron parte, el uno como vicepresidente y la otra como ministra de Defensa, y los dos hasta hace poco defensores acérrimos de la gestión hasta el punto de pugnar internamente por ser el candidato presidencial. Ni tampoco se mojan mucho la dirigencia y militancia socialista que jaleaba pensamiento y acción de Zapatero y ahora actúan como si todo lo malo les hubiera sido ajeno.
Ya ha tenido antes el PSOE duros congresos en la oposición, pero esta pérdida del poder no es igual a aquella “dulce derrota” -pero derrota al fin- que sufrió Felipe González, sino que el estado de cosas es mucho peor, ya que también hay una aplastante pérdida del poder territorial en las comunidades, que puede ser catastrófica si en marzo también cae el Gobierno autonómico andaluz, como apuntan las encuestas. Pero detrás de la reunión de este fin de semana en Sevilla no está sólo la elección del secretario general, sino también establecer las líneas de comportamiento dentro y fuera del partido, pero además poner el cimiento de la futura candidatura a la presidencia del Gobierno en unas elecciones generales.
Es verdad que éstas aún están lejos, pero las cosas hay que tomarlas como vienen en el momento en que llegan y el actual congreso lleva dentro el germen de ese proceso, al margen de si puede considerarse o no prematuro.
Si Carme Chacón logra la secretaria general será casi con seguridad la candidata a la presidencia del Gobierno en las próximas elecciones. Por el contrario, si es Alfredo Pérez Rubalcaba el que obtiene ese órgano interno, es probable que no sea él quien lidere electoralmente al PSOE y que el candidato socialista sea el actual presidente del Gobierno vasco, Patxi López. Este último supuesto implica que Rubalcaba se dedicaría a la reorganización interna del partido en los próximos dos años y Patxi López asumiría gran parte del protagonismo político al exterior.
En ese sentido, los delegados no eligen sólo a un secretario regional, sino también al futuro candidato, bien sea directamente con Chacón, o de manera más indirecta a López (con Rubalcaba de organizador de una hipotética victoria a corto plazo, que es un papel de intriga subterránea que le gusta y le va). Esto puede condicionar el voto, según guste más o menos un secretario/a, sino como futuro presidente/a, al menos desde la esperanza socialista.