Valores educativos > Sergio García de la Cruz

Tal vez sea este el momento de reflexionar. Tal vez ha llegado el momento de plantearnos hacia donde nos dirigimos. Es triste que el freno lo haya puesto la economía, pero creo que ha llegado el momento de comenzar a reestructurar el sistema, y no me refiero al sistema económico, hablo de trazar un nuevo camino de valores, una nueva senda moral y educativa.

La crisis de valores no solo afecta al ciudadano en general, también salpica a nuestros dirigentes políticos. No se busca el consenso y a veces ni siquiera su gestión va encaminada a satisfacer el interés general. En palabras de Óscar Alzaga, “lejos de caminar hacia que la vida pública se zambulla en un clima de reflexión y deliberación progresivamente más perfecta, asistimos al término de una época en que hubo espacio reservado al debate y a la deliberación. Las palabras van siendo desplazadas por la imagen y la puesta en escena. Las fórmulas clásicas de persuasión política estarían progresiva y discretamente siendo sustituidas por las técnicas de la imagen y de las formas de “presencia” que los políticos procuran optimizar al asomarse a la escena”. Marchán ha advertido que “desde hace algunos años asistimos a un cambio de la cultura política logocéntrica por una iconografía en que la estética de la presencia decide muchas situaciones”. La política se escenifica cada vez menos en los parlamentos para trasladar sus escenarios a los medios, sobre todo a las pantallas de televisión y a los portales de Internet; cabría añadir que incluso a la simple fotografía de un gesto que sirve a la prensa escrita de portada. Evidentemente, toda una escena propia de la obra teatral más burda y con un guión ridículo y excesivamente ficticio. Miremos atrás y comencemos a trazar el camino correcto, ha llegado el momento de comenzar a replantearnos ciertas cuestiones.

El pasado jueves tuve el honor de dar una charla, invitado por el Ámbito Cultural de El Corte Ingles, sobre los delitos cometidos contra las mujeres. Entre los distintos temas que traté, uno de especial transcendencia es el educativo y su repercusión en los índices de criminalidad. Ciertamente se trata de una de las asignaturas pendientes que no terminan de superarse en este país. El sistema educativo actual está herido y necesita una gran reforma adaptada a las circunstancias actuales, corrigiendo los errores del pasado y aprovechando los aciertos. Ha llegado el momento de admitir el fracaso de la ESO, que llegó desbancando a la EGB con promesas rotas e incumplidas y se ha convertido en un lastre más pesado aún, si cabe. Los primeros años de nuestras vidas marcarán el fruto final. La semilla que plantamos no debe ser regada con productos nocivos, al contrario. Comencemos a tomar conciencia de su importancia, no podemos descuidar algo tan importante como esto. De lo que hagamos aquí dependerá el futuro y la recuperación de la crisis de valores en las que estamos sumidos. Según Kant, el ser humano al nacer posee una serie de facultades que la educación debe desarrollar y potenciar. La escuela saca a la luz las potencialidades de los individuos, es un instrumento que los seres humanos se han dado para perfeccionar su naturaleza única. Cada persona es un diamante en bruto que la educación debe pulir y perfeccionar.

*Experto en Seguridad Ciudadana