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Concordia imprescindible > Leopoldo Fernández

Un debate sobre el estado de la nacionalidad debería suponer una discusión constructiva y realista acerca de la situación en que se encuentra Canarias. Debatir no quiere decir guerrear, pelear o insultar, sino alegar razones y pareceres con rigor y mesura en la dirección que se elija. Y todo, para llegar, sin demagogias ni sectarismos, a poner en común -lo más en común que se pueda- los diagnósticos sobre los problemas y las soluciones más idóneas para afrontarlos. Es lo que con toda probabilidad desea el pueblo soberano, y de ello debería tomar nota la clase política, a veces un tanto desnortada. No es bueno cargar sobre nada ni sobre nadie -buscando la víctima propiciatoria más a mano para arrojar sobre ella falsos orgullos y victimismos- la responsabilidad exclusiva de nuestras dificultades y preocupaciones. Cuando un panorama tan desolador como el actual obliga a recortes durísimos, lo lógico y deseable es la búsqueda del mejor modo de superar la crisis con éxito y poner así coto a tanto paro, tanta pobreza, tanta marginación social y tanto mundo sumergido como crecen entre nosotros. Y hacerlo de buena fe, con ese sentido de “unidad, concordia y responsabilidad” que el Rey reclamaba ayer mismo en Cádiz, durante los actos conmemorativos del bicentenario de La Pepa. Si alguien echa hoy a volar en el Parlamento el populismo, la demagogia y hasta el independentismo irredento, tendrá que afrontar los efectos de las arengas y los aquelarres mitineros que rompen el principio de lealtad y colaboración institucional al que tanto se apela ahora. Sé bien que Soria es un lenguaraz, y a veces hasta parece un bocazas intempestivo, pero el PSOE actúa con cinismo y Rivero ha demostrado que no es ningún angelito y que con su nonismo oportunista también ha contribuido a imposibilitar el deseable entendimiento entre instituciones. De ahí a culpar al actual Gobierno y al PP de todos los males había un paso, y lo ha dado alegremente, olvidando que muchas de nuestras carencias vienen de años atrás en los que gobernaron el PSOE en Madrid y CC en Canarias. Y como el nacionalismo lleva casi 20 años subido en el poder, alguna responsabilidad tendrá, digo yo, sobre lo que aquí viene sucediendo. Para no ir más lejos, choriceos y escándalos aparte imputables al PP, algo deberían decir desde CC sobre el abandono de la política energética, desde el flagrante incumplimiento del Pecan a la paralización de las energías renovables. Así que mejor repartir las culpas, como asimismo las soluciones, incluso para el petróleo, donde ya vendrán públicos periodos de alegaciones y oportunidades para reclamar entonces lo que sea mejor para Canarias.