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¿De qué crisis nos hablan? > Francisco Pomares

Mientras las calles de toda España, y las de Canarias también, comienzan a movilizarse en una marea creciente de protestas, los gobiernos que nos dirigen siguen insistiendo en que esto no ha hecho más que empezar, que lo peor viene ahora… Sin ir más lejos, mientras el presidente Rivero cuenta en Madrid que esto no se guanta, y que ya está bien de lo que ha definido como un “modelo subsidiado y pasivo” (se refiere al modelo de financiación que firmó hace unos meses), aquí abajo las consejerías de Sanidad y Educación preparan ya la reducción de los complementos de productividad y de los incentivos del personal. Sanidad está decidida a la retirada de todas las inversiones y parte de los conciertos con las clínicas privadas, porque es probable que no haya con qué pagarlos. Y Educación tiene ya un plan para redistribuir alumnos y efectivos y poder cerrar algunos centros, ahorrándose algo de dinero.

Estos son los tiempos que se esperan: reducción de salarios, despidos con indemnizaciones ridículas, recortes en servicios sociales, hundimiento de las pequeñas empresas, subidas de impuestos -directos e indirectos-, encarecimiento de la cesta de la compra, del transporte, reducción de las prestaciones por desempleo, tensión, movilizaciones y conflictos en la calle… Un patio más bien terrorífico, que nos acerca cada día más (y si se nos olvida tenemos a Esperanza Aguirre para recordárnoslo) a esa Grecia que tampoco está tan lejos.

Pero no todo es grisura: mientras el país se encochina, nos enteramos de que el Cabildo de Gran Canaria, por decisión de su presidente, Bravo de Laguna, acaba de hacerse con dos nuevos coches de alta gama, que se sumarán a partir de ahora al parque móvil de la Corporación insular, que cuenta con doce vehículos en perfecto estado de revista. El Cabildo no ha comprado los coches, recurriendo a un sistema de renting, un alquiler con opción a compra al pagar la última cuota. Aun así la broma, figure o no como una adquisición en las cuentas insulares, va a costarle a los contribuyentes grancanarios 52.300 euros, impuestos aparte. El Cabildo se ha quejado estos días de la grave situación de financiación y ha acusado al Gobierno regional de ningunear presupuestariamente a Gran Canaria. Pero en todas partes cuecen habas: el Parlamento de Canarias se mantiene en la decisión de sacar a concurso un sistema de televisión interior, con un coste final que supera los dos millones de euros, y que de momento se licita por algo más de medio millón de euros, para comprar cámaras y otros hierros. En el Parlamento se levantan todos los días voces -la del propio Rivero- responsabilizando a Madrid de que no llegue a las islas suficiente dinero.