Sin complejos > Fernando Fernández

¡Feliz 2013! > Fernando Fernández

El 2 de enero de 2011 titulé aquí con una afirmación. Cuando todo podría empeorar y en el último párrafo hice referencia a tres momentos decisivos a los que se enfrentaba la economía española. El último “y definitivo en 2012 y del que ya hablaremos” (perdón por la autocita). Inasequible al desaliento, el presidente Rivero afirmó días después que “estamos cerca de dejar atrás lo peor de la crisis” e insistió en que “en 2011 la economía canaria iniciará su recuperación”. Durante los meses siguientes el señor Rivero continuó vendiendo humo y viendo brotes verdes, como ZP, al que yo había dado por amortizado desde finales de 2010 (en esta columna, el 19 de diciembre de 2010). Y para terminar con las citas de hemeroteca, el 10 de abril último escribí sobre la cuesta de abril y afirmé: “Lo bueno de 2011 es que será mejor que 2012”. ¿Qué datos tenía para hacer tales afirmaciones y qué me hace felicitarnos tan prematuramente para el 2013 próximo? Hace años aprendí que los economistas son quienes mejor explican lo que ha pasado y quienes peor pronostican lo que va a ocurrir. Pero los datos son hechos objetivos y solo hay que leerlos bien. Y los datos decían que a pesar del falaz optimismo oficial de Rivero y de ZP, el anterior gobierno no sería capaz de enderezar el rumbo de una economía que navegaba proa al marisco, como bien se demostró. Desde que convocó elecciones hasta que abandonó el poder, Zapatero fue incapaz de tomar una sola medida, salvo la reforma constitucional exprés que pacto con Rajoy, sin siquiera contar con su propio partido y solo cuando la crisis de la deuda en agosto y septiembre nos situó en situación de quiebra técnica, llegando a pagar intereses superiores al 6% para poder mantener abierto el kiosco. Y vaya si había decisiones que tomar, como bien se ha visto con la catarata de medidas adoptadas por el nuevo gobierno desde su primer consejo de ministros y en apenas unas semanas. Gracias a ellas, nuestra prima de riesgo está ahora en torno a los 300 puntos básicos y estamos pagando un interés un 50% inferior al que se pagó durante los fatídicos meses últimos del anterior gobierno. No he hecho el cálculo exacto, pero solo con eso Rajoy ha ahorrado a los españoles en torno a los 1.000 millones de euros, quizá más, solo en intereses de la deuda.

¿Por qué mencioné 2012 como el año de la verdad? Ahora, con los datos a la vista es fácil explicarlo. Terminamos 2011 con 5,3 millones de desempleados, que aún aumentarán durante los próximos meses. ¿Alcanzaremos los 6 millones? Tal vez no, antes iniciaremos, ahora sí, la senda de la recuperación. Tendremos una prueba de fuego en abril, cuando el Reino de España deberá hacer frente al vencimiento de deuda por valor de 21.000 millones euros, fecha marcada en el calendario desde hace tiempo y al que con las políticas de ZP no habríamos podido hacer frente. Durante las últimas semanas, el buen ministro Montoro ha captado suficientes recursos a un interés razonable para poder pagar y evitar la quiebra a la que estuvimos abocados. A partir de entonces, con unos presupuestos sin trampas, con un techo de gasto que obliga a todas las administraciones y ayudará a poner coto al despilfarro, con una reforma del sistema financiero que permita abrir el grifo del crédito y una reforma laboral aprobada, empezaremos a ver las cosas de otra manera. A largo plazo, si, lentamente, pero ya no somos un barco a la deriva, ya no tenemos a un schettino en el puente de mando y no iremos cuesta abajo y sin frenos.