JOSÉ L. CONDE | Granadilla
Gustavo Damián de la Rosa lleva tres años como vicario parroquial del Arciprestazgo de Granadilla y delegado de Cáritas. Por ello conoce muy de cerca la realidad económica y cómo ha afectado la crisis a las familias canarias y a los numerosos inmigrantes que llegaron a este paraíso en busca de un trabajo y dinero que mandar a sus familias. Ahora la realidad es bien distinta, pero ha tenido como efecto que se ha acentuado la solidaridad y ha aumentado el número de voluntarios que acuden a las comunidades parroquiales para ofrecer sus servicios.
El vicario parroquial tiene también a su cargo, además del municipio de Granadilla, a los de Arona, San Miguel y Vilaflor. Dice que la situación se ha agravado mucho y se han registrado cambios en las personas que piden ayudas. “Antes -dice- venían mujeres e inmigrantes, mientras que hoy piden ayuda los hombres y las gentes de nuestro pueblo”.
Gustavo Damián de la Rosa nos cuenta que en su comarca Cáritas atendió en 2010 a más de 1.600 personas, mientras que los datos del año pasado -no se darán a conocer hasta las fiestas del Corpus en junio como es tradicional- registran una cifra próxima a los 1.200 personas. La disminución obedece a que muchos emigrantes han retornado a sus países de origen al no encontrar trabajo en las Islas.
Familias
Dice que llama la atención que en estos momentos sean los hombres los que acuden a las comunidades parroquiales a solicitar ayuda porque evidencia que se encuentran en situación de paro. El vicario parroquial destaca la importancia de que el núcleo familiar se ha convertido en un apoyo para sus miembros desempleados. En este sentido nos cuenta que aquellas personas que no han podido hacer frente al alquiler de su vivienda, han encontrado alojo en segundas viviendas que tenían sus padres en Los Cristianos, El Médano, o Las Galletas, y afortunadamente no han tenido que pernoctar en la vía pública. En otros casos la manutención necesaria para salir adelante con su familias corre a cargo de sus progenitores. Otro de los aspectos que perciben los voluntarios es el aumento de la solidaridad entre los propios vecinos.
Cada día son más las personas que acuden a las comunidades parroquiales para ofrecer alimentos. Sin embargo, Gustavo Damián de la Rosa muestra una cierta insatisfacción porque cree que se queda en los primeros auxilios cuando se necesita dar mucho más. “Es como cuando te encuentras una persona en la playa que se está ahogando y solamente aplicas el boca a boca. Hay un recorrido posterior, que actualmente no podemos llegar por falta de medios y además la realidad ha superado la ficción, pese a que se ha registrado un aumento en el número de voluntarios”, señala.
Otro de los problemas que se ha incrementado, especialmente en Los Cristianos, es la presencia de personas “sin techo”. Indica que acuden a este núcleo turístico porque tiene buen clima y hay un cierto bienestar y revela que este fenómeno siempre ocurre de la autopista del Sur hacia el mar y no hacia las medianías.
El vicario parroquial dice que la mayoría de los “sin techo” son gente que no llevan una buena vida y que en muchos casos estas situaciones lamentablemente se cronifican, son como una Crónica de una muerte anunciada, citando la novela del colombiano Gabriel García Márquez.