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Nunca es tarde para aprender

Las clases tienen lugar dos días a la semana. | S. M.

NANA GARCÍA | Santa Cruz de Tenerife

En un análisis sobre la evolución histórica de núcleos poblacionales del macizo Anaga como Roque Negro y Afur, es preciso tener en cuenta el limitado desarrollo educativo de sus gentes debido, en gran medida, a la escasez de infraestructuras por el déficit de las comunicaciones. Así, a mayor aislamiento, mayor retraso cultural. A ello se suma que desde la década de los años 70 del siglo pasado esta comarca ha experimentado un claro envejecimiento poblacional a causa de la pérdida de población que se traslada a núcleos poblacionales más céntricos y a la baja tasa de natalidad del Archipiélago en las últimas tres décadas. Es por ello destacable, la labor que desde hace años realiza el aula del Centro de Educación de Personas Adultas Comarca Nordeste de Tenerife, con sede en el CEIP Sor Florentina y Agustín Cabrera Díaz de Roque Negro, donde dos veces por semana unos ocho alumnos desarrollan un destacable proceso de alfabetización y de adquisición de conocimientos que les permite manejar mayores recursos socio-económicos que mejoran su calidad de vida. “Ya podemos leer misa, y nos encanta”, reconocen.

Su maestra desde hace cuatro años, Rosa Sánchez, diplomada en Magisterio y licenciada en Biología, destaca que en las décadas de los 50 y 60 del siglo XX Roque Negro contó con una escuela rural “con unos 50 alumnos” construida por el Ayuntamiento capitalino, sin embargo, “a veces no acudían porque tenían que trabajar”.

Casas de la Cumbre, Las Mercedes, Roque Negro y Afur son los pueblos y barrios de donde proceden alumnos como Antonio Manrique Sosa, Iluminada Rojas Siverio, Severina Siverio Rojas, Faustina (Carolina) Siverio Jiménez, Juana Paula Hernández Hernández e Higinia González García que estudian educación Primaria, mientras Mª Olga Hernández Siverio culmina su formación en Secundaria. “Estoy como una niña, empezando”, expresa Iluminada Rojas. Algunos tienen más de 70 años, otros han superado los 80, y sin embargo, se esfuerzan como nadie en sus estudios, gracias a los que ya pueden firmar “los recibos del banco”. “La ignorancia de los jóvenes de hoy en día no les permite aprovechar las posibilidades que tienen para estudiar, y cuando lo vayan a pensar no tienen remedio”, manifiestan todos con respecto a la importancia de la educación en la vida contemporánea.

Poder facilitar a personas adultas de Anaga que apenas saben leer y escribir una educación es “precioso”. Maestra “por vocación”, Rosa Sánchez describe a estos alumnos como gente “muy generosa, confiada, buenísima y de la que se aprende mucho”. Además, con ellos ha tenido la oportunidad de caminar por los senderos de la zona y conocer el patrimonio y las antiguas costumbres de sus habitantes. Nunca es tarde para aprender.