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¿Quién ha robado mi sueño?

El cambio horario puede provocar trastornos del sueño durante algunos días. / DA

LEOCADIO J. MARTÍN BORGES * | Santa Cruz de Tenerife

Anoche todos los relojes de los países miembros de la Unión Europea (UE) se adelantaron una hora. Por ser el último domingo de marzo, las 02.00 horas de este día pasaron en realidad a ser las 03.00, con lo que se podría decirse que hemos dormido una hora menos. Para nuestro consuelo, aproximadamente 1,6 billones de personas han adelantado, junto con nosotros, sus relojes esta madrugada -bueno algunos antes de acostarse y otros al comprar el DIARIO DE AVISOS-.

Al ser domingo, y si no trabajamos, simplemente hemos dormido hasta más tarde (que no una hora más). Será este mismo lunes, cuando al volver a salir de casa de noche, suframos leves molestias que se manifiestan de diversas formas.

Una publicación como Science Daily nos apuntan algunos de estos efectos:

Pequeños accidentes

Acudimos a trabajar menos alerta y pendientes de nuestro entorno debido a la pérdida de una hora de sueño. Un estudio realizado desde 1983 hasta 2006 encontró una media de 3,6 accidentes más que otro día del año. Especialmente, en los trabajos más peligrosos deberemos redoblar las medidas de precaución mañana lunes ¡y hoy domingo!

Accidentes de tráfico

Stanley Coren, de la Universidad de British Columbia encontró en un estudio realizado hace unos años, un incremento del 7% en accidentes de tráfico en un “lunes somnoliento”, que recuperamos “cuando nos devuelven nuestra hora de sueño”.

Ritmos circadianos

Nuestro cuerpo registra diariamente nuestras rutinas conductuales y fisiológicas de acuerdo a ciclos de luz-oscuridad. Este reloj cerebral se altera en estos días y necesita resetearse, lo que nos llevará unos cuantos días. Este lunes nuestro reloj estará apagado. Dependiendo de cómo lo vivamos cada uno, nos sentiremos somnolientos, con cambios de humor o decaídos emocionalmente.

Sin embargo, no todos los efectos del cambio de horario son perjudiciales. Aquellas personas que sufren del denominado desorden afectivo estacional, lo que significa que tienen síntomas de depresión en las épocas oscuras de otoño e invierno, reciben una inyección adicional de luz que resulta muy beneficioso para superarlo.

Las reacciones a esta deprivación del sueño que sufriremos, especialmente mañana lunes, son variadas. Mientras un 70 o un 80% conseguirá adaptarse en uno o dos días, otros bostezarán durante una semana o incluso algunos días más. Más allá de la incomodidad, las consecuencias pueden llegar a ser serias como hemos comentados y van desde los accidentes de tráfico o, incluso, el incremento en la tasa de ataques al corazón.

Aquellos que sufren ya de trastornos de sueño viven este cambio horario de una forma especialmente angustiosa, acumulando una deuda de sueño para el fin de semana. Los investigadores del sueño señalan el efecto paradójico que se produce al intentar recuperar el sueño el fin de semana.

Los ritmos circadianos recién reseteados, los volvemos a alterar y no es extraño que suframos episodios de insomnio. Los expertos en sueño sugieren los siguientes consejos para lidiar con el cambio horario:

-Añadamos un poco de café o té además de algo más energético de lo habitual al desayuno. Evitemos estas bebidas por la tarde-noche. Expongámonos a los primeros rayos de sol nada más salir. Especialmente, si este cambio de hora ha implicado que hemos entrado a nuestro puesto de trabajo siendo todavía de noche.

-Evitemos luces brillantes por la noche, como, por ejemplo, pantallas de ordenador, que imitan la luz del día y pueden confundir a nuestros ritmos circadianos.

-Intentemos acostarnos un poco más temprano y, en la medida de lo posible, reducir los ruidos y luces a nuestro alrededor al acostarnos.

-Seamos, sobre todo, cautelosos al conducir o al practicar otras actividades que requieran nuestra total alerta.

En definitiva, como apunta Michael Decker, especialista en sueño de la universidad norteamericana de Georgia, este cambio horario es como una especie de jet-lag como el que podemos experimentar al volar de oeste a este del planeta.

Perdemos una hora, algo que nos devolverán dentro de seis meses… ¡Si esta hora y la del otoño son las mismas, será otra historia!

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Una idea con más de tres siglos

La idea del aprovechamiento de la luz natural por el adelanto de una hora -tal y como se ha hecho este fin de semana- fue planteada por primera vez en el siglo XVIII por el científico y diplomático estadounidense Benjamín Franklin, propuesta que por esa época tenía como fin reducir el consumo de velas. Durante la Primera Guerra Mundial, los países en conflicto en esa contienda recurrieron al horario de verano para ahorrar energía, aunque tras el conflicto se dejó de aplicar.

Décadas más tarde, en 1974, comenzó a generalizarse a causa de la primera crisis del petróleo, que hizo necesario reducir el consumo de electricidad en iluminación y se aplicó como directiva desde 1981 con una renovación cada cuatro años. Desde la aprobación de la novena directiva, por el Parlamento Europeo y Consejo de la Unión, en enero de 2001, el cambio horario se aplica con carácter indefinido y en España dicha norma fue incorporada al ordenamiento jurídico español por real decreto en 2002.

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*Psicólogo