EUGENIA PAIZ | Santa Cruz de La Palma
En tiempos de crisis como los que corren también los párrocos agudizan el ingenio para conseguir hacer frente a las facturas pendientes. Desde hace algún tiempo cualquier vecino o turista que entra en la iglesia matriz de El Salvador, en plena plaza de España de Santa Cruz, puede, por módicos precios que oscilan entre uno y cuatro euros, disfrutar de la iluminación del artesonado de esta joya del patrimonio cultural y arquitectónico de La Palma.
“El artesonado de la iglesia de El Salvador -recuerda Víctor Hernández Correa, técnico de patrimonio del Ayuntamiento capitalino- es, dentro de la tipología de artesanía de par y nudillo, el mejor exponente de toda Canarias por su antigüedad”. Esta obra de arte, restaurada en varias ocasiones, de las cuales la más importante fue acometida por Ubaldo Bordanova a finales del siglo XIX, se construyó en varias fases a principios del siglo XVII y presenta una rica policromía”.
La idea de utilizar su iluminación como recursos, se le ocurrió al cura párroco de la iglesia, José Checa, como “una forma que nos pareció útil para pagar la factura de la luz, aunque lo que recaudamos de momento no cubre totalmente ese gasto”. Los visitantes a este templo, construido entre 1494 y 1500, y cuya configuración actual data de la segunda mitad del siglo XVI y el primer tercio del XVII y en el que se combinan elementos mudéjares, góticos, renacentistas, barrocos y neoclásicos, se encuentran inicialmente con una imponente iglesia escasamente alumbrada. Desde que el sencillo sistema se puso en marcha, pueden optar por “introducir monedas a través de una ranura, lo que permite que en pocos segundos el imponente artesonado, comience a iluminarse gradualmente”, explicaba José Checa.
Mantenimiento
Aunque inicialmente la idea del párroco era conseguir fondos suficientes para hacer frente a algunos de los gastos que genera el mantenimiento del templo, de momento lo recaudado solo llega para pagar parte de la factura de la luz. La iglesia de El Salvador es cada vez más visitada, especialmente por turistas nacionales, pero también por los cruceristas que arriban al puerto capitalino.