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Rodar junto a los dioses

Tomás Gimeno, Hugo Yanes, Soledad Sopranis y Francisco Monje coinciden en su deseo de repetir esta experiencia. / JAVIER GANIVET


SANTIAGO TOSTE
| Santa Cruz de Tenerife

Sam Worthington, Rosamund Pike, Liam Neeson, Ralph Fiennes, Toby Kebbell… y centenares de personas, como los canarios Hugo Yanes, Francisco Monje, Soledad Sopranis y Tomás Gimeno, han dado forma en la gran pantalla a la lucha entre dioses y titanes firmada por Jonathan Liebesman. Ira de titanes, la nueva entrega de una franquicia que comenzó en 2010 (Furia de titanes, Louis Leterrier), ha vuelto a tener a Tenerife como uno de sus escenarios, y también de nuevo ha contado con actores (siete, algunos incluso continuaron la filmación en Gales, Gran Bretaña) y figurantes de las Islas. Entre estos últimos, cerca de 250 personas, DIARIO DE AVISOS ha conversado con cuatro, para que compartan una experiencia, apunta Tomás Gimeno, “dura, bonita e inolvidable”.

Además de encarnar a un aldeano en varias secuencias, Hugo Yanes era uno de los asistentes de producción. “Fue estresante y emocionante -señala-, porque si haces algo que te gusta, te desvives por que salga bien y sacas fuerzas de donde no las hay”. “Recuerdo acostarme a las once de la noche -continúa- y poner el despertador a las dos y media de la madrugada porque había que recoger a los extras para comenzar a rodar a las ocho”.

Soledad Sopranis fue doble de Rosamund Pike (Andrómeda) y participó en 12 días de rodaje. “Pero muchas escenas -explica-, no pasan de la sala de montaje”. “Grabamos tres días en un barco, y eso no sale en la película, mientras que del rodaje en La Gomera y el Valle de Ucanca, apenas se recogen unos segundos”, apostilla.

Cartel de la película Ira de Titanes. | DA

“También te sorprende -interviene Tomás Gimeno, doble de Tobby Kebbell (Agénor)- las veces que pueden repetir una escena”. “No es fácil coordinar a la gente y hacer que esté preparada para tantas tomas idénticas”. “Lo que me llamó la atención -comenta Francisco Monje, soldado de élite de la reina- es el colegueo que logramos los extras. Sin conocernos de nada, a las dos o tres horas ya estábamos gastándonos bromas. Eso hizo el rodaje muy llevadero”. “También es curioso que, por ejemplo, cuando te ves en el Teide con el casco, la carcasa y tanta gente vestida como tú, llegas a meterte en el papel”.

En suma, todos ellos coinciden en que observar en primera persona cómo se gesta una superproducción (en aspectos muy diversos, que van desde la coordinación al “cuidado exquisito” con el medio ambiente durante el rodaje) ha resultado una experiencia muy enriquecedora que no dudarían en repetir. Quién sabe. Por lo pronto, ya se sabe que se trabaja en el guión de una tercera entrega de esta guerra mitológica.