DAVID SANZ | Santa Cruz de La Palma
Es muy difícil concentrar la carrera profesional de Tino Soriano (Barcelona, 1955), que le ha valido multitud de distinciones, entre las que figura el premio de fotoperiodismo más importante del mundo, el World Press Photo, concedido en 1999 en la categoría de Arte. Un auténtico genio de la fotografía que comparte sus conocimientos y experiencias estos días en La Palma en una nueva edición de Fotonature.
-Estamos en la tercera edición de Fotonature. ¿Cómo ha evolucionado la criatura?
“Ha ido a mejor. Todo empezó porque Julio (Julio Cabrera, consejero insular de Turismo), cuando vine a La Palma a hacer un reportaje para la revista Viajar, me dijo que ya que yo debía conocer fotógrafos buenos, por qué no los invitaba a dar unas charlas. El primer año buscamos gente muy interesante. Pero para el siguiente nos dimos cuenta de que había que conseguir un pack más equilibrado y no dedicar el 100% a fotografía de la naturaleza porque en la tercera edición estaríamos explicando lo mismo. La evolución ha consistido en ir adaptando el festival a diferentes expectativas ligadas al mundo de la fotografía, como este año internet o también alta resolución”.
-¿Ha repercutido en la promoción de la Isla?
“Fotógrafos que han venido a Fotonature han publicado reportajes con las imágenes hechas durante su estancia en la Isla. Esto es bueno porque no son las típicas fotos de oficina de turismo, sino que son trabajos de profesionales muy buenos, que promocionan la Isla con su mirada”.
-Con el procedimiento digital todo el mundo hace fotos. ¿Se ha visto resentida la calidad?
“Muchísimo. Los grandes fotógrafos, con la digital tienen oportunidades que nunca antes tuvieron como, por ejemplo, poder fotografiar sin luz. Pero la parte mala es que al hacer todo el mundo fotografía, hay mucho ruido digital. Hay una metáfora, que es de un colega, que compara la fotografía digital con las flores de plástico y las de verdad”.
– ¿Cuáles son las de verdad?
“La esencia está en la vida. Un buen fotógrafo es capaz de dar vida a su trabajo, al igual que un buen cineasta es capaz de dar vida a sus documentales y un buen escritor a sus personajes. Darle vida a una foto requiere de muchos años de esfuerzo. Las flores de plásticos son esas fotos que se hacen solas”.
– ¿La fotografía periodística también se ha resentido?
“Sí, claro. La parte mala es que ha aparecido el hombre orquesta. Haces el texto, las fotos y el vídeo. Es imposible. Yo no sería capaz de hacer cuatro cosas bien a la vez. En este sentido, hay una bajada de la calidad. En estos momentos hay mala fotografía y mal periodismo. La razón es que no se paga. Yo he necesitado años de formación para hacer el trabajo que tengo. Si cortas esta etapa no puedes exigir calidad”.
-La vinculación de Fotonature y National Geographic ha sido un estímulo a esta propuesta, ¿qué reporta esta unión?
“Tiene una repercusión, por ejemplo, en que los mejores profesionales están haciendo cola para venir a Fotonature. Aquí, como en muchos sitios, no se aprecia lo difícil que es traer a España gente de la National Geographic Society. Y están viniendo con ilusión cada año a La Palma. Estamos uniendo un paraíso con la sociedad geográfica más antigua e importante del mundo, y esta unión siempre va a tener una respuesta positiva”.
-Este año viene la editora gráfica de libros de National. ¿Tiene sentido el papel en la era digital?
“El libro va a tener varias facetas. No morirá. Quizá se convierta en un objeto más de lujo, como unos buenos zapatos”.
-El libro fotográfico ha sido siempre muy caro.
“Ahora en cambio es barato. Han conseguido bajar los precios. Pero lo que es evidente es que no es lo mismo ver una foto en internet que en un libro. La fotografía requiere contemplación. Lo que lleva intrínseco una imagen es la capacidad que tienes de soñar viéndola. La gran fotografía nunca está cerrada. Una buena foto sugiere una historia y esto solo lo puede disfrutar sobre el libro. El ordenador tiene el defecto del exceso. Puedes consumir miles de fotos pero no se quedan. Yo viví el nacimiento del vídeo y el 90% de fotógrafos de la época nos pasamos al vídeo porque pensábamos que la fotografía moría. Ahora también se ha dicho muy rápido que el libro morirá”.
-¿Huye del exceso de programas informáticos?
“Yo trabajo con una cámara y un par de objetivos, quizá porque al ser fotoperiodista intento que los documentos que hago sean 100% lo que había delante. No necesito, entre comillas, plugins que entren en la piel, que embellezcan la foto. Mi fotografía es explicar las cosas como son, pero no solo desde la parte estética sino intentando sugerir para que el espectador imagine lo que hay detrás. Para ello no necesito plugins de Photoshop. Los mayores usuarios de estas técnicas son aficionados, porque al no saben hacer buenas fotos, lo que hacen es revestirlas de colores llamativos”.
-¿Tiene alguna marca fetiche para trabajar?
“Mi equipo normal ha sido Leica y Nikon, pero también he trabajado con Canon, Sony o Hasselblad. Para hacer un buen trabajo, en realidad, la cámara es lo menos importante. Cualquier cámara estándar te va a dar el mismo resultado si tienes una idea que explicar”.