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Una madre afectada por el robo de niños pide cárcel para la monja y para todos los que estén implicados

EFE | Madrid

María Luisa Torres, una de las madres que denunció a la monja investigada por la sustracción de recién nacidos en una clínica de Madrid, ha mostrado su confianza en la justicia y ha pedido prisión para la religiosa, para los médicos y para cualquier otro implicado en la causa de los “niños robados”.

Un Juzgado de Madrid tomará declaración a María Gómez Valbuena, más conocida como sor María, después de que la Fiscalía le haya denunciado en relación con la investigación de desapariciones de bebés, cuando ejercía como enfermera en los hospitales Santa Cristina y San Ramón.

María Luisa Torres, que consiguió reunirse con su hija 29 años después de su parto en la clínica Santa Cristina, ha mostrado su satisfacción por la decisión de los tribunales de investigar a la religiosa.

“Estoy encantada porque he conseguido a mi hija, he conseguido que se haga justicia y porque he conseguido que esta mujer vaya a donde tenga que ir y diga dónde están el resto de los niños, porque no somos ni uno ni dos, somos miles de madres; que te quiten un hijo es lo peor del mundo”, ha indicado en declaraciones a un grupo de periodistas.

María Luisa, que ha hablado con su hija esta mañana y que asegura que todavía no reacciona “porque está impactada”, quiere que se esclarezcan los hechos y que se exijan todas las responsabilidades.

“No me gusta odiar, pero esa monja se merece todo mi odio y repugnancia; quiero justicia y que vaya a la cárcel, pero no sólo ella, sino todos los que estén implicados, porque hay médicos y otras personas”, indica la afectada, quien se refiere al director del centro hospitalario, “que algo tendrá que decir”.

María Luisa ha recordado que en marzo de 1982 pidió ayuda a la religiosa, porque había leído que tenía jardines de infancia donde mujeres con problemas podían dejar a los niños “hasta que mejorara su situación”, pero después del parto, le comunicó que su hija había muerto.

“Yo vi a mi niña en el nido y en un momento de la conversación con ella tras el parto me dice que se va a llamar María, luego que se la va a quedar ella y más tarde que se la lleva a Francia”, indica.

Para esta mujer, la religiosa actuaba “para hacer un favor a su bolsillo, no a las madres que tenían problemas”.

María Luisa se atrevió a visitarla hace dos meses y opina que la religiosa “está longeva, pero muy bien de la cabeza, ya no lleva gafas, se ha operado de la vista, está más joven que yo, está superágil y tiene la cabeza al cien por cien”.

“Hubo un momento en que tuve dudas, pero yo decía: si yo voy con mi verdad, me da igual que sea una monja o el papa o el Espíritu Santo. Aquí, si lo han hecho, lo tienen que pagar y la justicia me ha dado la razón”, concluye.