...y no es broma >

Abuela camella > Conrado Flores

La policía de la ciudad de Vinita, en Ocklahoma (EE.UU.) ha detenido a Darlene Mayes, de 73 años de edad, acusada de narcotráfico. Esta mujer de pelo blanco, gafas redondas y aspecto entrañable, recibió en su rancho la visita de varios agentes tras ser sospechosa de vender un poco de marihuana a los jóvenes del pueblo. En cambio, la cosa iba a llegar un poco más lejos porque la señora Mayes guardaba en su casa dos kilos de hierba, más de 200.000 euros en metálico y dos pistolas. Tras su detención y su encierro en prisión, la policía ha asegurado que se trata de una de las mayores narcotraficantes de Ocklahoma, lo cual tiene bastante mérito porque se trata de un estado de casi cuatro millones de habitantes. Además, especulan con la posibilidad de que la señora Mayes pudiera haber extendido su actividad delictiva a otros estados limítrofes, liderando una compleja red de traficantes de droga. Antes de pasar a disposición judicial, esta delincuente de la tercera edad ha asegurado a las fuerzas de la ley que ese dinero lo guardaba para su jubilación.

Ante esta pintoresca historia, a mí me ha dado por pensar en mi madre y en todos esos españoles de clase humilde nacidos durante la Guerra Civil. En todos esos abuelos y abuelas que no pudieron ir a la escuela y que trabajaron como burros durante toda una vida para llegar a viejos habiendo vivido lo peor de la dictadura para vivir ahora lo peor de la democracia. Pero sobre todo pienso en estas mujeres que ya nacieron abuelas, que ahora soportan la crisis manteniendo con su escasa pensión a media familia y que siguen trabajando en esa tarea durísima e invisible que es el hogar. De sus bolsillos, cual caja de Pandora, salen móviles, consolas, las botas de Messi y un montón de cosas que ellas jamás necesitaron. O que jamás pidieron. En cambio ahora, los recortes del gobierno también han llegado a esos bolsillos.

Quizás la señora Mayes, anciana en uno de los estados más conservadores de del gran paraíso del neoliberalismo, hablaba en serio cuando se refería a su jubilación. Nosotros trabajaremos hasta los 70 años, eso está claro, pero ¿quién pagará entonces nuestras pensiones? Cuando me jubile, mi bolsillo será aún más estrecho que el de mi madre. Y entonces haré lo que sea para salir adelante. Como la señora Mayes, hablara en serio o no.