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Bastón de mando y bombardino > Miguel L.Tejera Jordán

La mayoría de alcaldes españoles, siguiendo una viejísima tradición, suelen presidir personalmente las procesiones de Semana Santa o, al menos, la más representativa de ellas, la del Santo Entierro. Los regidores, sean o no creyentes, sean o no católicos, pertenezcan a otras confesiones, o simplemente pasen un kilo del tema, se sienten obligados a estar presentes en los diferentes trayectos procesionales, no solo, supongo, porque representan a todos los vecinos de su municipio, sean cuales sean sus ideas religiosas, sino porque, dejarse ver en ocasión que congrega a tanta gente, es motivo de regocijo personal y, asimismo, de recordar quién manda en el consistorio y a qué partido político pertenece, por aquello de que los mandatos solo duran cuatro años y, llegado el caso de repetir, no está de más que a uno le voten, tanto quienes van a misa, como quienes se quedan en la plaza tomándose una garimba.

Vaya por delante que me importa una batata con migas de bacalao y mojo picón lo que cada alcalde decide. Porque, tanto si va detrás del santo, vara de mando en ristre, como si delega en algún concejal, por razón de su conciencia, está en su derecho de hacer lo que le plazca. Mi amigo Toño Segovia me ha recordado, estos días pasados, en Buenavista del Norte, que el único alcalde, de los treinta y uno de Tenerife, que nunca concurrió a una procesión por razón de su conciencia, fue el regidor socialista de Los Silos Gaspar Sierra. Yo desconocía este detalle. Según me cuenta, Gaspar explicó educadamente a sus concejales, así como a sus electores y a los restantes vecinos de Los Silos, que su conciencia no casaba con la asistencia a actos religiosos de ninguna naturaleza, motivo por el cual delegaba en los concejales la responsabilidad de andar detrás de los santos. Gaspar nunca hizo burla, mofa o befa de la fe de las gentes, como se da por sentado, pero reivindicó su derecho personal a no participar en las procesiones. Y santas pascuas…, nunca mejor dicho. En la actualidad, hay otro alcalde en Tenerife, al menos que yo sepa, que tampoco preside la comitiva municipal que acude a las procesiones. Su caso resulta tan curioso, o más, que el de Gaspar Sierra. Me estoy refiriendo a Antonio Fortes, alcalde de Buenavista, cabeza de lista de Alternativa Sí se puede. Les cuento: resulta que Antonio no va y sí va a las procesiones, a todas. No preside ninguna -al menos yo no le vi estas pasadas fiestas-, pero no se pierde una. No es que Antonio tenga doble personalidad, o padezca trastorno bipolar, no. Lo que pasa es que, el alcalde de Buenavista, es también miembro de la Banda Municipal de Música, en la que toca el bombardino. Por lo que desfila tras las procesiones, pero no con vara de mando, sino con su tuba tenor, o eufonio, instrumento de viento metal indispensable en una banda y que el regidor domina maravillosamente.

Ignoro cuáles son las ideas religiosas de Antonio Fortes, si las tiene. Aunque conozco su vinculación con el ideario y programa político de su partido, que obviamente es público. Lo único que me interesa resaltar en estas líneas es la anécdota, la curiosa (y muy oportuna) coincidencia entre un alcalde-úsico que, a lo mejor, se libra de su responsabilidad institucional (en el caso de que sea agnóstico, o ateo, un suponer), marchando tras los pasos de la Semana Santa de su pueblo haciendo lo que más le gusta: tocar la tuba. En lugar de portar el bastón de mando. Ingenioso…