En muchos habrá pasado desapercibido un acontecimiento histórico que sucedió hace una semana en La Laguna. Me refiero al fallecimiento de don Felipe Fernández García, justo el Viernes Santo, quien fuese obispo de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna desde 1991 hasta 2005, así como primer presidente del ISTIC, y luego obispo emérito, al ser sucedido, debido a su enfermedad, por el obispo actual, don Bernardo Álvarez. Pero La Laguna quizás aún no se ha dado cuenta de la importancia de este hecho. Un obispo ha marcado un nuevo capítulo en la historia de Aguere, de la Diócesis de San Cristóbal de La Laguna. “Un hombre de Dios”, como recordó don Bernardo en la homilía del pasado martes, en la Misa Exequial, celebrada en La Concepción. “Un hombre de Dios”, que miraba sobre todo por la persona y la familia. Don Felipe veló por muchas personas, de forma anónima, y se mantuvo siempre preocupado por salvaguardar al ser humano. Se puede dar fe de ello por muchas vivencias sobre él que se conservan. Como decía una señora en La Concepción ese martes: “Fue y es un hombre santo”.