POR QUÉ NO ME CALLO >

El agua desnuda > Carmelo Rivero

Si a los mismos universitarios laguneros encuestados mitificadamente en su día les preguntaran ahora si continúan deseando ser funcionarios, darían otra respuesta. Una vez que, según el gobierno, ha tocado fondo (yo diría que todavía es pronto) la destrucción de empleo privado (24,4% de paro en España, 32,2% en Canarias), le toca pasar por las horcas caudinas al vituperado empleo público. La integración o desaparición de empresas tales y la cautela exigida a los ayuntamientos (cuando no su fusión según planea el Ministerio de Hacienda), llevan aparejados despidos masivos en medio de esta recesión melodramática que incendia días como el de mañana, Primero de Mayo, y dispensa a los gobernantes de dar explicaciones en el futuro sobre la espiral de recortes e impuestos (allá IVA, aquí IGIC), a la que muchos ya califican, a la italiana, de auténtico suicidio. Con Merkel, la empecinada, hemos topado. Pero mañana, en efecto, es mayo de flores en Santa Cruz tras el pregón sentimental de J. A. Pardellas, fiesta del trabajo (sic), y este domingo del mayo francés es el día de Hollande. Si los sondeos cumplen y el socialista gana al culichichi de la canciller, Sarkozy, veríamos una España de pronto afrancesada, dos siglos después, brindando, cuando más cojea la Monarquía, por el escrutinio de la V República vecina. Respirará Rajoy, que, reina más que gobierna y que no sabe dónde meterse cada vez que la Merkel o los merkados (son lo mismo) le obligan a traicionarse. Los lugares comunes gobiernan políticamente lo cotidiano, nos dice el filósofo navarro Aurelio Arteta (Tantos tontos tópicos); de ahí que el donde dije digo, digo Diego del PP (impuestos contra promesas) es fuente de tensiones ministeriales. Si de las palabras de De Guindos se desprende la subida en 2013 del IVA, Montoro enmascara que el impuesto “no subirá, sino cambiará su ponderación”. La brújula de las frases hechas invita a Rajoy a otro tópico: “Sé tú mismo”. Y para eso ha de ganar Hollande, irónicamente, cuya clave de bóveda en las elecciones (no a la austeridad sin crecimiento, mal que le pese a la Thatcher de Berlín, ahora reconvertida a la fiebre de los estímulos) daría a España un segundo aire, más plazo, con que evitar una derrota por KO. El SOS del poeta Arturo Maccanti en Radio San Borondón (“Pido lo justo para sobrevivir con dignidad’), denegada la pensión no contributiva, nos interpela como sociedad, al arrullo de palabras malditas como déficit o ajuste de cuentas. Los apuros económicos del Premio Canarias recitan una misma amargura colectiva en días de libros. Suyos eran ya estos versos: “Maremágnum del mundo, / lejos de tu abundancia, / bebo en la mano el agua / desnuda”.