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El dictaminista > Ramiro Cuende Tascón

¡Acabáramos!… Tras una larga travesía del desierto urbanístico santacrucero, tras una penosa tramitación de la revisión del PGO, tras escuchar una sarta de embustes a diestro y siniestro, desde el concejal Parejo hasta el ciudadano Campos, tras leer ríos de tinta henchidos de desconocimiento, tras escuchar todo tipo de inexactitudes, tras soportar los insultos y calumnias de algunos infelices dirigidos por no se sabe quién o sí. Tras esta absurda pérdida de tiempo que tan solo da satisfacción a los que les sobra. Tras este tran tran tran que hemos soportado los santacruceros, unos más que otros, divertido a algunos y trayéndosela al fresco a la mayoría, por sentido común. Nada.

Eso sÍ, usar a gentes de bien, sin ton ni son, es de lo más profesional. Me parece más propio de obsesos que de personas y expertos solventes. Tras este calvario, resulta que no hay ningún dictamen que merezca la pena ser sopesado, y hay que buscar 30.000 euros de vellón para su redacción. Joven, cada vez que lo escucho hablar del régimen me da fatiga, hipoglucemia. El régimen que compartimos con usted y su dictaminista secreto es el mejor que hemos vivido, cabrían matices como el de ser República y otros. Este régimen que le genera tanta bilis, de su, supongo, maltrecho hígado, es el que le permite decir lo que le viene en gana con las maneras de un bravucón de medio pelo que se esconde entre sus acólitos y tras el cucurucho que le sigue a donde va, su túcrofono. Hace algún tiempo me brindé para debatir con usted en el CCPC, ring en el que reta a sus randas; todavía estoy esperando para hablar de los embustes que sobre mi ha propagado, el último, el de mis intereses en Costa Cardón. Falsedades para arengar a su público, que no aguantan ni medio cachete intelectual.

¿Alguien indiscutible? Campos Miranda, no existe, es más, ni usted. Alguien tan sabio, axiomático e independiente que no se puede conocer por si se deja influir comprar o vender me genera dudas ¿Llegará con el Arca de la Alianza para dar vueltas -siete- a la Gerencia con todos dentro y destruir las murallas de Jericó? Un dictamen de parte, sabio o no, es eso, una opinión de parte.

¡Todos conspiran contra mí!, funcionarios de toda condición, jueces, fiscales, periodistas, técnicos, políticos, abogados caros, no gratis como usted. Todos al servicio de ricos y desalmados conchabados con el Anticristo, no para hacer negocios y crear empleo ¡No!, lo hacen para robar a las gentes de Fields.

¿Se acuerdan de la caravana de la simpatía?, ¡Dinerito!, y, luego, una vez juntado el dinerito en el cepillo de Berengario, entonces contra el sistema, dado que está podrido y no puede dictaminar con la claridad y sabiduría del dictaminista.

¡Ay, trilerillos!