RAFFAELLE FARINA > CARDENAL, BIBLIOTECARIO DEL VATICANO Y RESPONSABLE DEL ARCHIVO SECRETO

“Está contemplado digitalizar el Archivo Secreto Vaticano”

BORJA GARCÍA / DOMINGO J. JORGE | La Laguna

Los alumnos de tercero del Instituto Superior de Teología de las Islas Canarias (ISTIC) participaron el pasado marzo en el Congreso sobre Constantino celebrado por la Universidad de Cataluña. El colofón de su trabajo fue una entrevista realizada al cardenal Raffaelle Farina, Bibliotecario del Vaticano y responsable del Archivo Secreto, elevado como archivero por Benedicto XVI en 2007. 

-¿Cómo es posible dirigir toda la Biblioteca Vaticana y al Archivo Secreto?

“Es una pregunta muy pertinente porque el primero en estar maravillado por poder dirigir estas dos instituciones, tanto la Biblioteca Vaticana como el Archivo Secreto, soy yo. Solo no podría. El director ejecutivo del Archivo Secreto y de la Biblioteca es el prefecto de cada una de las instituciones. yo he sido durante 10 años prefecto de la Biblioteca Vaticana, y sin interrupción, ahora soy el cardenal Bibliotecario y Archivista, normalmente este cargo suele estar reservado, según la tradición, a algunos de los secretarios de otras Congregaciones Pontificias, como la de la Fe, como un cargo honorífico. En el verano cumpliré los cinco años del encargo, podría haber una prórroga de los 75 a los 80, como es costumbre habitual, y se ha hecho con otros cardenales predecesores míos. El Papa así mismo me lo ha transmitido y me ha encargado que busque a alguien que ame los libros, que ame los documentos de la Iglesia para poder nombrar un sucesor”.

-Pero ¿por qué llamarlo Archivo Secreto si está abierto al público?

“En el Archivo Secreto están los documentos del Gobierno de la Iglesia. No tenemos los orígenes de estos documentos, las cartas que escribía el Papa, los resúmenes de los documentos que se enviaban, etcétera. No se han conservado desde la Antigüedad, contamos con los primeros documentos desde el siglo IX, que son resúmenes de los primeros resúmenes del Vaticano. En sus inicios, el Archivo Secreto se encontraba en una sala de la Biblioteca pero no se podía consultar, eran documentos reservados. Más adelante, el Papa Pablo V separará el Archivo haciéndolo autónomo y comenzará a crecer hasta ofrecer distintos lugares, tanto en el Capitolio, el actual Ayuntamiento de Roma, como en otros espacios, hasta llegar a establecerse en la actual sede, también en el Belvedere, donde está la Biblioteca. León XIII fue, en 1881, el Papa que abrió el Archivo Secreto a la consulta de diversos estudiosos. El adjetivo secreto que lleva el Archivo no procede en origen del hecho de que no fuera consultable, sino del hecho de que era un archivo gestionado por la Secretaría del Papa; es decir, gestionado a secretis, por los secretarios del pontífice; por tanto, este nombre ha continuado incluso después de haber sido abierto al público”.

-¿Se ha pensado en digitalizar ese elevado número de documentos para inmortalizarlos? 

“Desde su origen, el objetivo principal ha sido custodiar los documentos de la Iglesia como hace cualquier país. Podría preguntarse uno para qué. Es una pregunta inútil porque todos los estados conservan su patrimonio archivístico de documentos. En el Archivo Vaticano no hay sólo documentos relacionados con la vida de la Iglesia Católica, sino también con las diferentes naciones, no sólo de los estados pontificios, también de todas aquellas materias relativas a lo que afecta a la religión católica a lo largo de la historia. Por tanto, esta gran riqueza del Archivo Secreto Vaticano hizo que muchas naciones fundaran en Roma un instituto histórico que permitiese a sus científicos e investigadores poder estudiar in situ todos estos documentos y libros de la Iglesia, para poder profundizar, a su vez, en la historia propia de cada una de estas naciones. Un ejemplo que puede ilustrar todo lo dicho son los informes que los nuncios vaticanos enviaban a Roma, contando lo que pasaba en cada una de las naciones. Esos documentos son de suma importancia para conocer la historia del país. La posibilidad de digitalización está contemplada y el uso de todas las nuevas tecnologías, porque la Biblioteca, sobre todo, presenta un problema de conservación. Los libros antiguos con el uso o el paso de mano en mano se van deteriorando, por tanto, ya desde hace tiempo se usaban facsímiles, reproducciones de calidad a color de todo esto. Ahora, estamos apuntando en la digitalización de alta definición, incluso hay contactos con la NASA y con la astrofísica, para poder conservarlos”.