MARCELO NAGY (EFE) | Budapest
Una polémica ley húngara estrecha el cerco legal a los 30.000 sin techo del país, que pueden ser condenados a seis meses de cárcel por vivir en la calle. La normativa que entró en vigor hace dos semanas y ha recibido criticas de organizaciones de defensa de los derechos humanos húngaras e internacionales, les obliga a mudarse a alguno de los centros de acogida, aunque en ellos no hay plazas para todos.
La ley prevé para los que sigan en la calle penas crecientes: tras una primera advertencia, si reinciden, se les impone una multa de 500 euros, en caso de no disponer de ellos, deberán pasar seis meses en prisión.
Pese a la amenaza, un grupo de tres vagabundos en una de las calles de Budapest cercanas a un centro comercial, no parece por ahora estar preocupado: “los policías no piden que nos vayamos, pero buscamos algún lugar en las afueras y allí no nos encuentran”, dice uno a Efe, y agrega que él nunca acudiría a los centros, ya que allí solo hay “mal olor, robos y desorden”. La ley prevé que las sanciones sólo se podrían aplicarán en aquellas localidades que aseguren alojamiento a las personas afectadas, algo que no cumple ninguna ciudad del país.
Esta ley nacional completa un proceso de sanciones que ha ido expandiéndose. Primero fue una ley municipal en Budapest que prohibía vivir en los pasajes subterráneos de Budapest y después se les impusieron multas en varios distritos de la ciudad. En los primeros meses de este año más de 270 personas fueron arrestadas en Budapest por la aplicación de la ley municipal.