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Indignados > Hugo Luengo

Indignados con los políticos y el ejercicio que hacen de la política. Los partidos políticos son considerados por los españoles el tercero de sus problemas, luego del paro y la economía. No es para menos cuando la ineficacia del sistema y el sobrecoste económico de mantener sistemas administrativos multiplicados, ineficaces y regidos por reglas ajenas al mercado, son vistas por la población civil, los votantes, los contribuyentes, como el gran problema de salida a la crisis. Precisamente cuando ya la misma está al límite de ella, sin que pueda leerse del comportamiento público otra lectura que la próxima llegada de los brotes verdes, que dicen nos alejarán de nuevo de ella. Error. Horror.

Indignados refleja el cambio de una sociedad insostenible, también desde el sistema de partidos que soportamos. Ha bastado el cierre de la campaña política y ejercicio de las votaciones, para que nuevamente los partidos se hayan olvidado de sus votantes. Cierto es que en sentido estricto, en el sistema proporcional español, los políticos no se deben a sus votantes sino a su partido. Luego de los buenos modales mostrados en la campaña, a su cierre se olvidan las ilusiones, los compromisos, aparece el juego de los partidos y sus prioridades, no coincidentes con las de sus votantes.

Indignados al contemplar que se prioriza el juego de los partidos, las vanidades personales, el mantenimiento de los aparatos y compromisos inconfesables de los partidos, sobre la solución a los problemas reales que la sociedad demanda. Ni siquiera teniendo mayoría puede un político llegar a dirigir una corporación pública, salvo que sea mayoritaria. En su defecto está abocado a ser desbancado por el resto, que consagran su fracaso eliminando al ganador y con ello negando la voluntad del ejercicio de la soberanía popular, única fuente de poder hasta que llega el partido.

Indignados no sólo contra el sistema electoral, respecto del cual ya hemos opinado en esta sección sobre las ventajas del sistema electoral mayoritario que prioriza al elector sobre el partido, devolviendo la soberanía al votante. Pero tecnología electoral al margen, el problema es más de fondo, es de valores.

Indignados al ver en Canarias cómo se gestionan los resultados electorales, máxime en la mayor crisis económica que conocemos desde la posguerra española. La complejidad electoral y territorial canaria precisan una gestión consecuente de la misma. Pocas reglas y claras que gobierne la lista más votada, con los apoyos que sean del resto. El respeto democrático de las minorías, exigen cuanto más el respeto a las mayorías, aunque sean relativas.

En Indignados nos señala Stéphane Hessel, en su alegato contra la indiferencia y a favor de la insurrección pacífica, que la indignación obliga a la Resistencia. Resistencia que está en la base del 50% de los desencantados votantes. Resistencia que soporta la indignación del movimiento del 15M. Resistencia de la nueva sociedad expulsada del sistema.

La juventud mejor formada obligada al paro o a la emigración. Expectativas laborales imposibles. Los partidos, los sindicatos y los empresarios manteniendo un sistema cerrado ajeno a la competencia, a las oportunidades, a la pequeña empresa y a los autónomos, en contra de la mayoría. Una administración de coste desproporcionada e inasumible.

Indignados ante la gestión de una crisis que quien nos gobierna se niega a abordar.