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La fiebre amarilla, por Luis de la Cruz

El Iberostar Socas Canarias es un equipo de ACB. no solo por conseguirlo en la cancha, sino porque detrás tiene el respaldo de una masa social importante. Personas comprometidas con unos colores y, que han estado con el equipo a las verdes y maduras.

Lograron el ascenso por méritos deportivos y ahora le quedan quince días de incertidumbre, de agonía y también de curro intenso para certificarlo en los despachos. No es fácil porque cada vez que uno lee el periódico, enciende la tele o escucha la radio o bucea por cualquier página web solo se habla de una cosa: de la puñetera crisis.

En tiempo de crisis, también es tiempo de oportunidades; de unidad del baloncesto de nuestra provincia. De contar con un equipo en la máxima categoría que tenga rejos generosos para que el baloncesto de nuestra tierra pueda estar perfectamente coordinado y nuestra sociedad pueda estar orgullosos de todos ellos.

No es tiempo de divisiones, menos de broncas, sino de remar todos por el mismo lado. La fiebre amarilla, la afición del Iberostar Socas Canarias, es el motor impulsor para que este equipo se convierta en el icono de Santa Cruz de Tenerife.