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Muy desalentador > Fernando Fernández

Hay días en que quisiera no leer una prensa con tantas noticias desalentadoras. En realidad, llevamos así semanas enteras y más allá de las creencias religiosas de cada uno, esta que queda atrás ha sido una auténtica semana de pasión. El último barómetro del CIS vuelve a insistir, como en los últimos 2 años, que el tercer problema que aqueja a los españoles, tras el desempleo y la crisis económica, es la desconfianza en sus políticos, que están cada vez mas desprestigiados entre los ciudadanos. Como el dato no es ocasional, uno pensaría que se están adoptando medidas contundentes para corregir una trayectoria descendente cuyo final solo puede acarrearnos males mayores. Pues no, parece que nuestros políticos se sienten impelidos a cavar la fosa en la que enterrar su descrédito.

Me resultó muy desalentador conocer que el ministro Gallardón ha concedido el indulto a dos ciudadanos condenados por sendos delitos relacionados con la corrupción. Y no son dos ciudadanos cualesquiera. Un tal Sevitje Roca fue alto cago del gobierno autónomo catalán; y su cómplice, un empresario de apellidos Lorenzo Acuña. Ambos eran o son militantes de un partido de la coalición gobernante en Cataluña y habían sido condenados en 2009 por la comisión de un delito continuado de malversación de caudales públicos. Uno piensa que para una vez que los jueces pueden condenar a unos golfos que se han aprovechado de sus influencias para delinquir, deberían cumplir sus condenas y no beneficiarse de la gracia de un indulto, concedido tal vez como consecuencia del mercadeo de unos votos en una votación mas o menos trascendente. Es un pésimo ejemplo, muy desalentador para una ciudadanía que contempla con estupor que no todos somos iguales ante la ley. Como igualmente desalentador fue escuchar el rifi-rafe mantenido en una radio pública canaria por dos ciudadanas que discutían ásperamente sobre el asunto de las prospecciones petrolíferas en las aguas del océano que nos circunda. Como en el ejemplo anterior, tampoco eran dos ciudadanas cualesquiera. Una de ellas es concejal del ayuntamiento capitalino y, a mayores, esposa del presidente del Gobierno de Canarias. La otra es diputada regional, concejal del mismo ayuntamiento y presidenta de su partido político, entre otros cargos. En un momento determinado, la primera espetó a la segunda: “yo no te pregunto a ti con quién te acuestas”; y unos segundos mas tarde, cuando el griterío derivaba por otros derroteros y ante el silencio estruendoso del supuesto moderador de aquel pseudo-debate, la segunda espetó a la primera que “no te permito que digas eso, ¡no te lo permito!”, gritó para rematar la faena. Muy poco edificante, incluso en boca de alguien que trabaje en un puesto de verduras del mercado, pero mucho menos en tan significadas damas, que deberían cuidar más sus palabras.

Desaliento y bochorno produce leer la apresurada respuesta del Presidente del Gobierno, Sr. Rivero, que en su cuenta de Twitter se apresuró a protestar airadamente contra la presunta (o no) eliminación del descuento para viajar en avión a los residentes canarios. Este es un tema de la máxima importancia y más cuando está bajo investigación el presunto cobro fraudulento de esos descuentos por parte de una compañía aérea de las que operan en Canarias. Se supone que el Sr. Rivero debería actuar con cautela siempre y en todo caso, pero mucho más cuando su patinazo puede llevarle a una situación embarazosa que en nada beneficia, ni a él ni a todos los canarios.