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Padres de prematuros nacidos en el Hospital de La Candelaria aprenden nociones sobre primeros auxilios

DIARIO DE AVISOS | Santa Cruz

Pediatras, residentes de Pediatría y enfermeros de la Unidad de Neonatología del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria (HUNSC), adscrito a la Consejería de Sanidad del Gobierno de Canarias, forman a padres y madres de niños considerados de ‘riesgo’ en técnicas de primeros auxilios.

El objetivo de esta iniciativa puesta en marcha en 2011 en este centro hospitalario es reducir el temor y el estrés que para numerosos progenitores supone pasar de un ingreso hospitalario en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales y Cuidados Medios –donde el contacto con el niño es frecuente aunque limitado– al domicilio familiar tras recibir el alta hospitalaria del bebé.

Un total de 35 padres se han beneficiado de este taller teórico-práctico impartido por un grupo de profesionales del HUNSC, con el que reciben información y consejos para saber actuar ante situaciones bastante comunes que pueden sucederse en el hogar durante el cuidado del niño, como por ejemplo, apneas, obstrucción de la vía área por atragantamiento, sensación de ahogo, etcétera.

Los candidatos a recibir este tipo de formación son padres de bebés prematuros que se encuentran por debajo de los 1.500 gramos de peso; también quienes por su inmadurez neurológica puedan ser subsidiarios de hacer apnea o aquellos niños con dificultad de coordinación durante la lactancia a la hora de succionar y respirar, entre otros ejemplos. Si bien son niños que presentan más riesgos que un recién nacido sano a término, no significa que estas situaciones tengan por qué sucederse.

Días previos al alta hospitalaria del bebé, los profesionales de la Unidad de Neonatología del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria han realizado una valoración de los casos para identificar a los progenitores candidatos a recibir la sesión informativa de reanimación cardiopulmonar.

Una vez seleccionados, llevarán a cabo un pequeño curso consistente en dos partes –una teórica y otra práctica– muy similar a la metodología que se emplea en los cursos de RCP para adultos. Así, se efectúa un cuestionario a los padres para averiguar cuál es su nivel de conocimientos que permitan a los pediatras y enfermeros saber desde qué punto partir para el adiestramiento en técnicas de primeros auxilios.

A partir de entonces y tras su recogida, se imparte una sesión teórica que se complementa con documentación de apoyo para que tanto la madre como el padre del bebé estudien los contenidos en casa. La segunda parte consiste en un taller en el que se repasan las ideas aprendidas mediante supuestos prácticos, todos ellos realizados con un maniquí a tamaño real de un recién nacido con el que poder practicar las diferentes técnicas de primeros auxilios que se les ha enseñado.

Finalmente, se realiza un segundo test con el que se comprueba la asimilación de contenidos, además de completar un cuestionario de sugerencias que permite evaluar la calidad de la información recibida por parte de los profesionales.

Para los padres de bebés considerados de riesgo, estos talleres ayudan a erradicar aquellos miedos e inseguridades que habitualmente surgen con motivo de la llegada del recién nacido al hogar.