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Verdonchos > Ramiro Cuende Tascón

La verdoncho es una variedad de uva blanca, de poca o pobre calidad que se da al noreste de Albacete, entre los ríos Júcar y Cabriel. Se junta con cualquiera para disfrazar sus incapacidades. Denominación de origen que la mezcla es La Manchuela.

Los verdonchos, como la verdoncho, se unen con quien sea para sobrevivir, da igual blanco que tinto, rojo que eco, eco que socio, alto que bajo, mentir que lo contrario, brut que brut nature… ¡Una extraña uva guachinchera!

El otro día leí que los verdonchos de la curia notificaban desde la Comisión para la Doctrina de la Fe, ahí es nada, que el teólogo Andrés Torres Queiruga pasaba a ser un nuevo hereje, por distorsionar elementos de la fe de la Iglesia, entre otros, la clara distinción entre el mundo y el Creador, y la posibilidad de que Dios intervenga en la historia y en el mundo más allá de las leyes que Él mismo ha establecido, o la distinción real entre el momento de la muerte personal y el de la Parusía, entendida ésta como culminación y plenitud de la Historia y del mundo. Está la cosa para herejías. ¡Toma del fraco Carrasco!
Desde ese día no duermo pensando en si Verdoncho sabrá lo que es la Parusía o el advenimiento glorioso de Jesucristo al fin de los tiempos. Sería mejor que venga antes y nos eche una mano o reparta maná.

De Verdoncha hace tiempo que no sé nada, no sé si se ha empadronado en otro partido o sigue ideologizándose.

Hace poco tiempo, en pleno fragor fueraordenancista llegó a mis manos un documentro que rezaba lo siguiente: “¡Ojo! No criminalizar la figura jurídica de ‘fuera de planeamiento o de ordenación…” Por si nos toca lidiarla, o algo así. Me sonrojé. En cambio, Verdoncho vio las puertas del cielo abiertas, y con el resto de varietales al uso se lanzó al vacio electoral, con su folleto buzonable y todo.

Vamos a ello, por ejemplo; “no queremos urbanizar indiscriminadamente las laderas. ¿Qué pensarán los vecinos del Barrio de la Alegría, María Jiménez y otros? Tampoco el litoral, los barrancos, suelos rústicos y forestales”. El concejal ecosocialista se mostró por el contrario partidario de “más espacios libres, zonas verdes, más calidad de vida, mejores equipamientos y dotaciones, una movilidad sostenible y menos contaminación”. El forestal final y lo de la calidad de vida o más me parece una demasía genial, más propia de un francés que era feliz intentando “hacer reír a la gente honrada”, un tal Molière.

Y ¿el dictamen no se había hecho? ¿Entonces eran suposiciones? ¿y el dictaminista es Uno y Trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, o…? ¡Mira los herejes! ¿Y Fields? En Belén con los pastores.

A fin de cuentas, la mejor manera de sacudirnos la presión de encima es recuperar la espontaneidad y el olvidado oficio de ser humano, con todas sus imperfecciones y descubrimientos.