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¡Ay madre! > Miguel L. Tejera Jordán

Con la prima de riesgo por las nubes, Bankia cepillándose a sus máximos dirigentes, Rajoy pensando en inyectar dinero público al sistema financiero, los combustibles por las nubes, el paro por la estratosfera y una suma considerable de españolitos pasando hambre física, es decir, real, de la que toca las paredes del estómago y hace digerir malestar más que morcillas, solo nos falta que los viernes de cada semana, de cada mes, de cada año, se conviertan en un viernes de pasión cada vez que el Consejo de Ministros, presidido por el sastre gallego, decida adoptar nuevos recortes y ajustes para alcanzar el déficit cero y satisfacer las ansias de la señora Merkel de abonarle todo lo que le debemos, a ella y a otros, a la celeridad del rayo.

No hay dinero para la sanidad ni para la educación, se congelan y reducen salarios de los empleados públicos, se hace una reforma laboral drástica que no genera empleo, pero el gobierno sí que tiene cuartos para salir en auxilio de la banca sucia, de la que ha hecho mal su trabajo, de la que no ha pasado los exámenes, de la que ha fracasado en sus gestión. O lo que es lo mismo: dinero público para salvar entidades caóticas, pero sin nacionalizarlas. Dinero sí que no hay, dicen, para invertir en grandes infraestructuras públicas, como hospitales, carreteras, embalses o puentes, que puedan dar trabajo a cientos de miles de empleados de la construcción que están en paro y que empezarían a cobrar salarios y a gastar y consumir y alegrar la cadena de la economía. Para los parados no hay recursos, para la banca sí. Malo me lo fía el PP.

Estamos en mayo de 2012. Dudo que el Estado y las otras corporaciones ingresen esta vez los impuestos que tienen presupuestados. Es mes de IBI, impuestos de circulación, basuras y alcantarillado. No se sabe a ciencia cierta qué número de ciudadanos podrán cumplir con sus obligaciones. Pero es seguro que la lista de tributos locales quedará menguada por la morosidad inevitable de quienes pagaron el año pasado, pero ya no pueden hacerlo ahora.

También es tiempo de ingresos del IRPF -y de devoluciones del mismo concepto- ¿pero quién asumirá los pagos si la renta le sale positiva y qué seguridad tendrán los que tienen derecho a devolución a que la Agencia Tributaria les reintegre lo que les debe?

¡Ay madre mía!

Hasta ahora uno ha presenciado la tranquilidad de las gentes y su casi absoluta sumisión a la clase política dirigente. Pero ya se observan resistencias que cada vez van a más y que van a conseguir que este tinglado explosione por alguna de sus podridas partes.

El panorama de las Islas, en concreto, no puede ir a peor.

Ya ni el sector turístico, el más poderoso de nuestra economía, se fía del presidente del ejecutivo. Los hoteleros tienen la espada del IGIC de Rivero sobre sus corazones. Y una espada, cuando golpea la cabeza, los brazos o los pies, hace daño, pero cuando golpea el corazón del negocio, lo mata.

Para curar la grave dolencia, solo fotos: con un rey más desacreditado que nunca. Y tímidos contactos -se dice, aproximaciones con el Gobierno del Estado- para salir de la de repera.
Conclusión: ni con Rajoy ni con Rivero tienen nuestros males remedio.

La sociedad española y la canaria nunca habían estado tan desasistidas en democracia.

¡Ay mi madre!: que Dios nos coja confesados.