Ya esta esquina hablamos de los suicidios causados por la crisis que, como todas las plagas, provocadas o circunstanciales, se ensaña con los más modestos. El índice de muertes voluntarias hizo que el tecnócrata Mario Monti -que gobierna Italia sin pasar por las urnas- lamentara tímidamente esos sucesos. El tema de hoy es otro, viene después de unas elecciones que no resolvieron nada y, miren por donde, resulta una pequeña respuesta local a un sistema y a una moneda única que arruinó y desalentó a la parte más débil del Viejo Continente. A la globalización, que iba a ser fuente de desarrollo y de progreso para todos, le salió un grano minúsculo en su gran trasero y la cosa no irá a mayores ni provocará siquiera un comentario entre los popes mundiales que crearon este conflicto sin final y sin voluntad de salida. A trescientos kilómetros de Atenas, Volos fue la ciudad de la que, según la leyenda, partieron Jason y los argonautas en pos del Vellocino de Oro; y es la primera que ha desestimado el euro y lo ha sustituido por el TEM -Unidad Local Alternativa- que funciona como el viejo trueque, con la ventaja añadida de no pagar impuestos. Christos Papadopoulos, el impulsor de esta medida, que lleva un año de vigencia, señala que “esta unidad monetaria equivale a la moneda oficial de la eurozona; funciona como un sistema de intercambio pero con la posibilidad de no ser inmediato”. El éxito de la experiencia está en la acogida que profesionales -de distintos sectores y posiciones- le dispensaron y todos aceptaron que una hora de trabajo -que se puede pagar en especies- de un médico o de un ingeniero valga igual que la de un albañil. A este sistema se acogieron negocios de diversa índole, comercios de distintos ramos, cafeterías, consultas médicas y gabinetes profesionales, escuelas y academias de oficios, talleres de cantería, albañilería y carpintería y agricultores que, con la producción de sus tierras, pagan los bienes y servicios que demanden. Según el alcalde, Panos Skotiniotis, este sistema “que podrá no resultar ortodoxo, para los sabios y los estadistas que nos llevaron a esta situación, resulta mucho más humano y equitativo que el oficial en una comunidad de ochocientos vecinos con casi el veintidós por ciento de desempleo”. “Es muy fácil -insiste el alcalde-el dentista atiende al paciente y éste, a cambio, le arregla su coche, le trae una cesta de frutas, una artesanía o manufactura o le paga con la cantidad estipulada en TEN.
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Christos Papadopoulos > Luis Ortega publicado por Ricardo Herrera →