soliloquios

Intuición e Iluminismo > Ramiro Cuende Tascón

Intuyo que la cosa está que arde. Cada vez que pienso en la que está cayendo recuerdo a Hans Küng buscando una visión, en un bello texto que hablaba de ética y política. Le recomiendo su lectura.

La intuición se siente, se escucha, no se piensa. Es más, en ocasiones se confunde con los impulsos. Muchos de nuestros pensamientos son acerca del pasado, pero la intuición es siempre del presente. Cualquier proceso racional para tomar una decisión lleva tiempo y mucha energía del pensamiento. Las decisiones intuitivas son instantáneas y apenas necesitan energía. Creo en la intuición, entre otras cosas porque confío en ella ¿Cuántas personas le dan la espalda y se pierden en sus miedos sin saber que la intuición no es irracional? Albures, el domingo se lo decía Punset a Buenafuente.

La foto de W. Eggleston me recuerda al estado de nuestro planeamiento. La última vez que oí en directo al Presidente, parece un hombre intuitivo, quedé atónito con una de sus afirmaciones. Luego, seguí pensando en quien o cual de sus ricamente pagados asesores le había formulado tan tendencioso y presuntuoso teorema, en vez de dedicarse a enriquecer su erudición. El extraño corolario con el que nos alegró el cafelito no tenía parangón.

¡Yendo yo pá Tacoronte!, o, a lo que íbamos. El señor presidente se despachó a gusto con una teoría relativista -impropia de el- relacionada con la necesidad y sentido de las empresas públicas. Su atento auditorio, éramos los del bloque. Su tesis colegía, bueno provenía de Gesplan ¿Por qué digo esto? Sencillo, porque coincide con lo que propugna y practica su actual dirección.

Una defensa en todo el campo, a la vista, del mal ambiente existente entre esta, los empresarios y los profesionales, y sus colegios profesionales, con excepción de los llamados a la cena en casa Rafael en Las Palmas, o a los almuerzos del Mesón Castellano, por estos lares. Vino a decir, que como los profesionales en época de bloques o vacas gordas tenían mucho trabajo, y se bañaban en una abundancia cotidiana, no atendían con decoro, eficacia y prontitud los encargos de las distintas administraciones, por supuesto, decorosas, eficientes y con la labor al día, cual es el caso de Gesplan, empresa mal dirigida por alguien. Siempre el primero -como el agradecido pelota de la clase- en cumplir con los mandados de sus mandatarios. El primero en tener la tarea hecha, la que toca, su ERE.

Eso sí, el planeamiento durmiendo el sueño de los justos por la culpa de todo dios menos de él; mamelucadas, inquina, opacidad, ineficacia, kinbaku, sinrazón, incapacidad, indefensión, escaso juicio, amiguismo, formas impropias de una sociedad que se precie. Absolutismo, que espero de paso pronto al Iluminismo del siglo XXI, el que permita recuperar la creencia en la razón y en la capacidad humana ¡Disfrute!