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Bankia es corrupción

Qué mejor ejemplo que la nacionalización de Bankia para demostrar que la crisis en España tiene un alto componente político. Bankia no es más que un invento que disimula de aquella manera los desmanes en la gestión de cajas altamente politizadas como Caja Madrid y Bancaja, auténticas herramientas especulativas que inflaron negligente e interesadamente la burbuja inmobiliaria. Fusionar ambas bombas de relojería fue una opción política y no financiera. Ahora está claro.

BFA: nos quedamos lo mejor de la casa, sí señor

Para los no avisados, BFA es la empresa matriz de Bankia, y tras la salida a Bolsa, cuenta con el 45% de sus acciones. BFA es la que se ha quedado con los pufos (léase el ladrillo y las emisiones preferentes) de las cajas que conforman Bankia. Eso sí, en su balance también figuran las participaciones del grupo en otras empresas como Mapfre e Iberia. BFA es lo que nos vamos a comprar todos los españoles a cambio de no cobrar nunca el crédito de más de 4.000 millones de euros que les hicimos para -¡sí!- que pudieran fusionarse, crear BFA y, ahora, endiñar semejante cáncamo a la Hacienda pública, oiga.

Ahí al lado, sin ir más lejos

Son datos ofrecidos ayer por José Ramón Durán, expresidente de la Comisión de Control de la Caja de Canarias (la de Las Palmas), ayer en Canarias Ahora Radio: a 30 de junio de 2011, el capital de BFA (la matriz de Bankia) era de 8.600 millones de euros y en el balance cerrado a 31 de diciembre del año 2011 se ha quedado en 1.075 millones de euros. ¿Son tan brutos Rodrigo Rato y compañía como para perder el 88% del capital de BFA en medio año? No. Lo que pasa es que las cuentas del ladrillo eran mentira. Las de CajaMadrid eran falsas, como las de Bancaja y, por qué irse tan lejos, los de La Caja de Las Palmas, tal y como manifiesta Durán. ¿No perciben desde ahí ese penetrante olor a corrupción? Es que tira de espaldas, doctor…