JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
Los cerca de 155 niños saharauis que arriban cada año a Canarias procedentes de los campos de refugiados de Tinduf (Argelia), tendrán sus Vacaciones en Paz. A pesar de los problemas económicos que arrastra la Asociación Canaria de Amistad con el Pueblo Saharaui (Acaps), las familias acogentes han decidido dar un paso al frente y asumirán los cerca de 140.000 euros que cuesta el programa de acogida.
Tras reunirse el pasado fin de semana en un encuentro insular, las familias isleñas que vienen acogiendo durante los meses de verano a niños saharauis, decidieron refrendar su compromiso con los menores, que de este modo podrán viajar hasta el Archipiélago a principios del mes de julio.
A partir de ahora, sin embargo, se inicia una larga travesía para Acaps y las propias familias, que tratarán de buscar ingresos que les permitan financiar, al menos en parte, los más de 900 euros que cuesta el pasaje de cada niño, cantidad que se ha incrementado en más de 40% en los tres últimos años.
Como ya adelantó DIARIO DE AVISOS el pasado 3 de mayo, los recortes emprendidos por la Administración regional han puesto en serio peligro la continuidad del proyecto solidario. De hecho, la presidenta de la Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Tenerife, Conchi Reyes, reconoció que el programa ha estado a punto de cancelarse este año.
Dos décadas de proyecto
No en vano, la asociación todavía no ha cubierto cerca de 100.000 euros del año pasado, y continúa negociando con las líneas aéreas argelinas para intentar rebajar el coste del traslado de los menores. En este sentido, el vicepresidente de Acaps, Alberto Negrín, confirmó ayer que, a pesar de todo, el proyecto “saldrá adelante”. “Las familias han decidido hacer un esfuerzo, porque las instituciones nos han dejado tirados”, denotó Negrín, quien confió en que algunos ayuntamientos y otras entidades de la provincia colaboren con la asociación, a pesar de las dificultades que impone la crisis.
Puesto en marcha a principios de los 90 por las distintas asociaciones de Amistad con el Pueblo Saharaui de toda España, el programa Vacaciones en Paz es todo un símbolo de la solidaridad internacional con los desfavorecidos y desplazados por la irracionalidad de la guerra.
Canarias, por su cercanía geográfica y su historia reciente, fue desde el inicio una de las comunidades autónomas más fieles con la causa saharaui, hasta el punto de que en las últimas dos décadas familias de las Islas han acogido en verano a cerca de 10.000 menores de los campos de refugiados de Tinduf.
Según distintas ONG, la reducción de la ayuda humanitaria ha provocado un aumento de la desnutrición infantil en la zona, que alcanza niveles muy altos. “Y si no traemos a esos niños este verano, para que puedan recuperarse, significaría abandonarlos a su suerte”, explican desde Acaps, asociación que trabaja en el Archipiélago desde que España renunció a la que era su colonia en el año 1975.
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Un documental, conciertos y actividades para financiar el coste del programa
Con el objetivo de recaudar fondos para el programa de acogida Vacaciones en Paz, las distintas asociaciones de amistad con el pueblo saharaui de las Islas están llevando a cabo variadas iniciativas solidarias, como la que se celebró en la tarde del sábado en Candelaria.
En La Palma, por ejemplo, varias de las familias que llevan años acogiendo a niños de los campos de Tinduf, han decidido poner a la venta un dvd compuesto por un documental y ocho videoclips fundidos en una sola pieza. Producido por ‘dtproject artistas solidarios’, el documental, titulado El color de la tierra, recoge el modo de vida de los refugiados civiles saharauis y las dramáticas condiciones en las que viven desde hace más de tres décadas en el desierto del Sáhara.
La cinta, que recoge las vivencias y experiencias del artista y documentalista David Tapia y su equipo hace unos años en Tinduf, hace un recorrido por las wilayas (provincias), hospitales y escuelas, a través de los testimonios de los chiujs (responsables) de las distintas tribus de la zona.
Tapia, que cedió los derechos del trabajo a Acaps, presenta una particular visión de la música y el arte como canal de comunicación, a partir de la experiencia en Canarias de los niños que cada verano son acogidos por familias del Archipiélago. El documental se ha presentado en más de una decena de países y ha sido utilizado por cientos de organizaciones para potenciar el apoyo al pueblo saharaui.
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