gente >

Noruega se plantea el Estado de emergencia por la visita de Justin Bieber

Justin Bieber mueve a miles de fans en cada concierto. | E.P.


EUROPA PRESS
| Oslo

La última vez que visitó este país sus fans revolucionaron el ambiente y en esta ocasión no iba a ser menos. Justin Bieber ha vuelto a Noruega y su estancia ha hecho que las autoridades se planteen declarar el Estado de emergencia para controlar a los miles de fans de Justin Bieber.

La fiebre de los Biebers ha logrado revolucionar la ciudad de Oslo. Miles y miles de fans han conseguido abrumar a la policía, hasta tal punto que han anunciado que podría declararse el estado de emergencia y cancelar el concierto de Justin Bieber debido al comportamiento de los fans.

Biebers de toda Europa viajaron hasta el aeropuerto de Oslo el pasado martes para recibir a este ídolo adolescente. Se supone que esta actuación debía mantenerse en secreto, puesto que no era un concierto oficial, sino que se trataba de una intervención en la televisión.

Justin Bieber iba a cantar cuatro nuevas canciones que formarán parte del programa especial Justin Bieber Believe: All Around The World de la NBC, pero sus fans querían verle en persona y se las ingeriaron para perseguirle donde fuera provocando grandes estampidas.

La locura de los Biebers causó la preocupación tanto de las autoridades como del propio cantante, que no dudó en colaborar para controlar a sus enloquecidos fans. Justin Bieber publicó mensajes a sus seguidores por Twitter para escucharan a las autoridades.

“Por favor, escuchad a la policía. No quiero que nadie salga herido. Quiero que todo salga bien, pero vuestra seguridad es lo primero…” escribía a sus Biebers.

“… para que el show se haga debéis escuchar a la policía. Estamos preocupados por vuestra seguridad y queremos lo mejor para vosotros. Por favor, escuchad”, dijo Justin Bieber a través de Twitter.

Y eso que la visita de Justin Bieber a Oslo duró tan solo dos días, pero seguramente la próxima vez que el cantante visite este país, las autoridades no se lo piensen dos veces y envíen a sus disturbios para controlar a los enloquecidos Biebers noruegos.