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Si algo funciona, ¿por qué no seguir?

El hábito de fumar sigue siendo en Europa el más grave problema de salud pública. / DA


INMA MARTOS
| Santa Cruz de Tenerife

La ropa ya no huele a tabaco al regresar de una noche de bares. Los fumadores comienzan a sentirse cada vez menos acompañados porque la impresión es que los adictos a la nicotina son ya una minoría importante frente a los que no lo son. Las ventas de cajetillas han bajado más de un 16%. La compra de tabaco de liar se ha estabilizado, y aquellas asociaciones y particulares que se resistían a cumplir las nuevas normas han ido callando sus voces. Aunque aparecen otras marcas de cigarrillos más económicas, los impuestos siguen agravando un hábito que a todas luces no es sano.

Tal y como se vislumbra el futuro de la sanidad pública, una de las recomendaciones de los gobiernos es que seamos responsables de nuestra salud en la medida de lo posible, y no fumar es una buena forma de prevención. Las tasas de ingresos hospitalarios y las visitas al médico por distintas enfermedades relacionadas con el tabaquismo se han reducido en los países que se han sumado a las restricciones, aunque en Canarias siguen muriendo al año más de 2.000 personas por patologías vinculadas a esta adicción.

Hoy se celebra el Día Mundial sin Tabaco y, respondiendo a los objetivos de esta fecha, instituciones y asociaciones aprovechan para seguir impulsando la erradicación de este problema de salud pública internacional. Para ello es necesario, según el doctor Juan Ruiz Manzano, presidente de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), mantener la actual Ley Antitabaco e incluso “mejorarla” con la financiación de los tratamientos para dejar de fumar y con campañas de prevención dirigidas a la ciudadanía, especialmente a los más jóvenes. Los fumadores pasivos también se benefician de la ley: se estima que salva al año más de un millar de vidas, según informó la Fundación Española del Corazón.

Ahora que ya son humo los rumores de que el Partido Popular (PP) revocaría la ley antitabaco aprobada en 2011, porque ha habido un descenso considerable en el número de fumadores, expertos en la materia se preguntan si esta norma es suficiente o es necesario ir más allá.

Los establecimientos y las personas cumplen con lo estipulado en la ley en un 99% de los casos, como se desprende de las más de mil inspecciones en Canarias poco después de la entrada en vigor de esta normativa. Y por si fuera poco, un número importante de fumadores reconoce que prefiere que no se fume en lugares públicos o cerrados.

Pero no todos los datos y opiniones tienen un sentido positivo. El hábito de fumar sigue siendo en Europa el más grave problema de salud pública, y para las asociaciones antitabaco las medidas llevadas a cabo son aún laxas. Sobre todo, las referidas a la protección de la infancia y la adolescencia. El último dato al respecto es que la edad de empezar a fumar se ha adelantado de los 11 a los 9 años.

En las Islas, sin embargo, los programas de prevención que se han llevado a cabo en los colegios arrojan cifras alentadoras. Ha habido un descenso del consumo de un 60%, tanto en chicos como en chicas, según datos de la Consejería de Sanidad.

Afortunadamente para quienes encabezan la lucha contra el hábito del tabaco, en España se ha conseguido sustituir la imagen positiva de la costumbre de fumar por una que retrata a los fumadores como personas con una enfermedad llamada “adicción a la nicotina” y que, en la actualidad, es tratada en los centros sanitarios como tal. “Una enfermedad que cursa con recaídas”, comenta Antonio Torres Lana, técnico de la Unidad de Tabaquismo del Servicio Canario de Salud (SCS).

Los programas de desintoxicación tabáquica existen, pero son aún escasos en comparación con los enfermos y las consecuencias de la adicción. Las recaídas a las que se refiere Torres Lana están en parte atribuidas a las más de 4.000 sustancias que se dice que contiene cada cigarrillo, entre ellas níquel, plomo, arsénico, butano y cianuro.

Aunque la batalla para exigir a las tabacaleras transparencia y responsabilidad se encuentra en punto muerto, la cruzada contra el taba co avanza lentamente y con resultados claros.

Clamor popular contra las tabacaleras

En principio, todo apunta a que las prohibiciones aprobadas por el anterior Gobierno estatal son beneficiosas para la sociedad, pero el arduo camino recorrido en España comienza ahora para otros países, porque el negocio de las tabacaleras no cesa. Ese camino es el de vuelta de otro que empezó siendo de rosas: la moda, la sensualidad, la hombría, la independencia, la rebeldía fueron algunos de los valores que se atribuyeron en los años 60 al gesto de sujetar un cigarrillo entre los dedos. Hasta la forma de aspirar y espirar el humo del tabaco otorgaba personalidad. Hasta hace muy poco, esos valores seguían en alza entre la población y lo están hoy cada vez más en los países no desarrollados con la ayuda de la promoción y la publicidad engañosa de las multinacionales, dirigida en gran parte a los más jóvenes. Los datos sobre la evolución del consumo y la venta de tabaco en estos países son prácticamente similares en términos sociológicos a los que ha tenido Europa hasta la actualidad. Según un estudio publicado por la Comisión Europea, un 60% de los ciudadanos de la UE están hoy a favor de tomar medidas más estrictas contra el tabaco, como hacerlo menos visible en las tiendas.