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Sueldos y diputados > Francisco Pomares

El presidente del Parlamento, Antonio Castro, aseguró el miércoles que es prácticamente seguro que los diputados aceptarán una nueva rebaja de su sueldo. Bien. Pero Castro se negó a concretar tanto la cuantía de esa rebaja, y si la rebaja afectará también a los funcionarios del Parlamento. Castro soporta con desgana las preguntas sobre lo que cobra (el y sus diputados), preguntas que se ha convertido en recurrente en todas las ruedas de prensa y comparecencias en las que participa, y que tiene su origen en la impresentable decisión de subirse los salarios hasta un diez por ciento, que sus señorías adoptaron con alevosía y a la zorruna al inicio de la crisis. Es cierto que desde entonces, los sueldos de los diputados asumieron la rebaja de hasta el 15 por ciento decretada por el Gobierno de Zapatero para todos los funcionarios públicos del país, y que han congelado sus retribuciones. Castro dice que hoy los salarios son como los de 2003, pero no sé de dónde ha sacado esa cuenta: o cobraban mucho entonces y no lo sabíamos, o ha metido todas las inflaciones habidas y por haber en los últimos doce años para hacer el cómputo.

De todas formas, comprendiendo perfectamente que sus señorías son seres humanos (aunque algunos de ellos a veces no lo parezcan) y que a nadie le agrada rascarse el bolsillo, lo cierto es que conozco pocos afortunados en este país que no hayan sufrido recortes en sus retribuciones, y eso sin contar los cinco millones y medio de parados españoles, a los que se ha recortado el cien por cien de su sueldo. En la empresa privada hay casos de recortes que superan el cincuenta por ciento, por la vía de reducción de jornada, o por la simple aplicación del “esto es lo que hay”. Y en la administración pública, entre pitos y flautas, el efecto combinado de recortes, subida del IRPF e impuestos indirectos, puede haber supuesto una reducción del poder adquisitivo de los funcionarios cercano al 25 por ciento.

“Los diputados somos y seremos solidarios con la situación”, ha dicho Castro. Pero el hecho es que el Parlamento es soberano para aprobar sus presupuestos, en los que se incluyen también los sueldos de los diputados. Eso no lo discute nadie, porque así ocurre en todas las Cámaras legislativas del planeta. Pero el Parlamento de Canarias ha optado por instalarse en una suerte de omertá, encaminada a evitar el debate sobre el dinero de que disponen sus señorías. Castro puede ser un tipo muy amable y parsimonioso en sus respuestas, pero lo que le pide la ciudadanía es que por una vez sea claro y nos diga la verdad.